La eurodiputada socialista y vicepresidenta de la comisión de Agricultura, Clara Aguilera, ha registrado, recientemente, dos peticiones: una en relación al acuerdo de pesca entre Estados Unidos y Guinea-Bisáu y otra sobre los programas sudafricanos de control de plagas.
El 23 de noviembre de 2017 finalizó el acuerdo de pesca que permitía a los buques de la UE, principalmente de España, Portugal, Italia, Grecia y Francia, pescar en aguas de Guinea-Bisáu. En el caso de España, una parte considerable de la flota en los últimos años ha dependido casi en exclusiva de las posibilidades de pesca en el citado país. Para la renovación del protocolo actual, hasta ahora se han mantenido varias rondas de negociación sin acuerdo, a lo que Clara Aguilera ha solicitado saber las trabas para la renovación. Tambien ha pedido que, en caso de no llevar a un acuerdo con Guinea-Bisáu, buscar alternativas a los buques afectados por el cierre de estos caladeros.
Por otro lado, tras el fuerte repunte de la pasada campaña en las intercepciones europeas del “citrus black spot” y otras tantas de la polilla Thaumatotibia Leucotreta, Sudáfrica se comprometió a revisar sus programas de control para sendas plagas. Sin embargo, los cambios realizados generan aún más desconfianza. Por un lado, el Ministerio de Agricultura Sudafricano ha dejado de supervisar ambos programas. Por otra parte, sus medidas de fitosanidad para sus envíos a la UE no se ajustan a las regulaciones internacionales. Este es el caso del “falso” tratamiento en frio aplicado a sus envíos a la UE .
A este respecto, Clara Aguilera a pedido saber por qué la Comisión permite que los exportadores sudafricanos elijan las condiciones fitosanitarias de importación al mercado comunitario de dudosa eficacia con el riesgo de contagio que ello implica en territorio. Y por qué se da ese trato de favor a los exportadores sudafricanos cuando los europeos aplican programas completos avalados por la Administración.