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'Se ha hecho un linchamiento público contra una herramienta valiosísima como es el glifosato'

firma
carlos palomar

A finales de noviembre, la Comisión Europea aprobaba el uso del glifosato en Europa durante cinco años más. Sin embargo, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC) continúa incluyendo este producto entre los probablemente cancerígenos para el ser humano (grupo 2A). Se trata de una polémica muy presente en el sector, y desde Qcom.es hemos querido conocer más acerca de ella entrevistando al director general de la Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas (AEPLA), Carlos Palomar.

Pregunta.- ¿Existen suficientes estudios que demuestren y respalden que el glifosato sea cancerígeno?

Respuesta.- En absoluto, y es lo más terrible del linchamiento público que se ha hecho contra una herramienta valiosísima para el agricultor y el medio ambiente. Durante los últimos dos años, las posiciones en contra de la renovación de la autorización del glifosato se han fundamentado únicamente en las conclusiones alcanzadas por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) y publicadas en marzo de 2015, en las que declaraba ‘posibles’ o ‘probables’ efectos cancerígenos para la salud humana del glifosato.

Creemos necesario hacer una serie de puntualizaciones. Las conclusiones emitidas por la IARC contradecían los más sólidos y estrictos sistemas regulatorios a nivel mundial, entre los que se encuentran el europeo y el estadounidense, bajo los cuales los productos destinados a proteger los cultivos, son revisados de manera exhaustiva tras ensayos plurianuales. En el caso del glifosato confirman que esta sustancia activa no presenta riesgos cancerígenos para los humanos. Este organismo emitió sus conclusiones como resultado de una revisión de datos muy probablemente incompleta, basándose en la peligrosidad en abstracto, y omitiendo evidencias clave.

En los últimos meses ha sido constante el goteo de informaciones publicadas a raíz de investigaciones periodísticas realizadas por agencias internacionales y medios relevantes de distintas partes del mundo sobre irregularidades de la IARC. Estas explican por qué las autoridades científicas de la Unión Europea como la ECHA (Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas) y la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria), de Estados miembros, y de países como EE. UU., Japón, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y la propia OMS, entre otras, avalan sistemáticamente la seguridad del glifosato frente a la evaluación negativa de la IARC. Además, no se consideraron estudios que avalaban la seguridad del glifosato por parte de este organismo. El propio director del grupo de trabajo para la evaluación del glifosato en la IARC, ha afirmado incluso que si hubieran tenido en cuenta estos estudios la clasificación habría sido distinta. Resulta sorprendente también la edición y eliminación de informes de referencia que contradecían la clasificación final de la IARC

glifosato

P.- Según la tabla de la IARC, el glifosato se sitúa en la misma categoría (G2A, probablemente cancerígenos para los humanos) que la malaria o el peluquero/barbero. ¿Qué opina de la posición que ocupa el herbicida en los cuatro grupos que la agencia establece?

R.- Efectivamente, la categoría 2A donde se incluyó la clasificación de glifosato por parte de la IARC, recogía actividades como freír alimentos a altas temperaturas, la carne roja o el trabajo de peluquero y barbero, lo que entra en conflicto con el abrumador consenso de los organismos reguladores y organizaciones científicas en todo el mundo, como la Agencia de Protección Ambiental (EPA) en EE. UU. o recientemente el Instituto Federal Alemán para la Evaluación del Riesgo (BfR), como agencia responsable de la evaluación del riesgo por encargo de la Unión Europea a las autoridades alemanas, que actúan como Estado Miembro Relator para la Comisión Europea, quienes no han encontrado evidencia de carcinogenicidad en glifosato. La clasificación 2A no establece relación entre glifosato y el incremento de cáncer. “Probable” no significa que glifosato cause cáncer, como tampoco lo significa comer carne. Incluso a una exposición 100 veces mayor que la que ocurre durante el uso normal contemplado en las etiqueta, glifosato no supone un riesgo para la salud.

P.- ¿Qué consecuencias podría tener la prohibición del uso del glifosato tanto para los agricultores como para la industria?

R.- Según el ‘Estudio Impacto socioeconómico de la Agricultura de Conservación y de la no renovación de la autorización del glifosato en España’ elaborado por PwC publicado en abril de 2017, no haber renovado la autorización del glifosato hubiera afectado principalmente al sector agrícola generando tres efectos inmediatos sobre la producción agrícola que actualmente lo utiliza: El primero, una disminución de la producción por hectárea en un 10% en promedio para el conjunto de cultivos. Afectaría especialmente a los cultivos de cereales y permanentes, provocando reducciones de producción en torno al 11% en la superficie afectada, en cultivos extensivos también acusarían una caída significativa, en torno al 5%. En segundo lugar,  un aumento de la carga de trabajo de los agricultores. El glifosato ofrece un método sencillo y rápido de manejar los cultivos, realizando labores mínimas de laboreo. Por lo tanto, la eliminación del glifosato podría haber incrementado los requerimientos de trabajo, pasando de 1,91 h/ha a las 3,85 h/ha, un incremento de las horas anuales del 49%. Además, habría significado un  aumento del coste de la producción agrícola. Los agricultores tendrían que utilizar fórmulas alternativas más caras que incrementarían los costes de producción en torno al 9% y la práctica de la agricultura de conservación se vería muy perjudicada. Prescindir de glifosato supondría un incremento del coste variable de producción de los cereales del 18% en término medio y del 3% en el caso de cultivos extensivos. Como consecuencia de este encarecimiento de la producción agrícola se produciría un aumento del nivel de precios en la cadena alimentaria.

P.- ¿Existe realmente alternativa viable al glifosato hoy en día?

R.- Actualmente no existe una alternativa equivalente al glifosato. No es posible encontrar en el mercado un herbicida con el bajo perfil toxicológico, degradable y sistémico como el de esta sustancia, que evita multiplicar tratamientos y garantiza la seguridad para la personas protegiendo el medio ambiente al mismo tiempo.

glifosato1

P.- ¿No cree que España puede quedar en inferioridad respecto a otros países con menos restricciones en su uso a la hora de exportar el glifosato?

R.- Evidentemente, la no renovación de la autorización del glifosato habría significado pérdida de competitividad de la agricultura europea. Y para nuestro país, con suelos en riesgo por la erosión, un mayor impacto, por hacer insostenible la agricultura de conservación.

P.- España es uno de los países que más tiempo tarda en registrar un producto fitosanitario, y los agricultores llegan tarde a las últimas tecnologías para la protección de sus cultivos ¿Cuál cree que es la solución ante este problema?

R.- El sistema de registro español se caracteriza por su lentitud y por la excesiva carga burocrática que lo hacen ineficiente. Varias autoridades competentes participan en la evaluación con sus propios criterios de evaluación y plazos para un mismo expediente. Es un recorrido tortuoso para la empresa que presenta un producto a autorización. Si tenemos en cuenta el hecho de que a los diez años de haberse autorizado una sustancia activa por la Unión Europea, ésta debe ser sometida a reautorización, y que en España para registrar un producto se está tardando hasta 6 años en algunos casos, el margen de tiempo que tienen las empresas para el retorno de su inversión es muy pequeño. Esto desincentiva el desarrollo de nuevas soluciones para la agricultura. Mientras países como Francia, Reino Unido, Alemania o Austria han optado por un modelo de agencia única, España va en otra dirección, a pesar de su compromiso con la Estrategia Europa 2020.  Compete a nuestra Administración crear un entorno adecuado que fomente la eficiencia y la competitividad del sector agrícola frente a sus competidores exteriores. La voluntad del Gobierno es esencial y su alineación con la estrategia de la Unión Europea, clave. La creación de una autoridad única de evaluación de productos fitosanitarios, sin duda ayudaría a conseguirlo.

P.- ¿Desde el punto de vista de AEPLA ¿sería posible una producción de cultivos de calidad sin el uso de productos fitosanitarios?

R.- Debemos permitir a nuestros agricultores producir alimentos suficientes de una manera eficiente, usando menos suelo y menos recursos naturales. Los políticos, la industria y la sociedad necesitan trabajar conjuntamente para desarrollar soluciones integradas y sostenibles. Para triunfar, los agricultores van a necesitar tener acceso a toda la tecnología disponible. Y en este punto es necesario reconocer el importante papel que los fitosanitarios, las medicinas de las plantas, juegan para proteger los cultivos de plagas y enfermedades que los amenazan. Como industria, somos conscientes de que existe un enorme vacío de información y sabemos que existe una percepción negativa de nuestros productos.  Queremos involucrar a los tomadores de decisión y a la sociedad en un diálogo sobre el papel de los fitosanitarios en la producción de alimentos. Queremos enfrentarnos al malentendido y a las ideas preconcebidas existentes, y demostrar nuestro compromiso real con la protección de la salud humana y del medio ambiente. No dejemos que futuras generaciones sufran por las decisiones que se tomen hoy. Garanticemos la apertura de un debate honesto y basado en datos reales.

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