Ricardo Migueláñez. @Rmiguelanez
La sequía de los meses de primavera y anteriores, pero sobre todo las olas de calor de los de verano, que provocaron estrés hídrico en las cepas, principalmente en las de secano, así como un adelanto importante de la cosecha (se empezó a vendimiar ya la segunda quincena de julio en bastantes zonas), más luego las tormentas con granizo y algunas lluvias torrenciales con la DANA de principios de septiembre, provocaron una reducción considerable de losrendimientos y de la cantidad de uva producida.
Fueron bienvenidas, pero resultaron insuficientes, las lluvias de finales de primavera o las de principios de septiembre, mientras que el calor llegó también para cerrar el ciclo de maduración de las uvas, aunque su exceso, sobre todo en la segunda mitad de agosto, perjudicó también en algunas zonas los rendimientos finales de la cosecha, que se adelantó un par de semanas sobre lo previsto, iniciándose en la segunda quincena de julio en algunas zonas.
Al margen de estas consideraciones agroclimáticas, se sucedieron problemas puntuales para contar con mano de obra en algunas zonas en los momentos en que urgía la vendimia, y las organizaciones agrarias criticaron, una campaña más, los bajos precios pagados por las uvas,que no compensaron ni el menor volumen cosechado, ni el incremento de los costes de producción (combustible, fitosanitarios, maquinaria…) que han tenido que soportar en el último año. Aunque a estos efectos también las bodegas han tenido lo suyo.
El mercado tampoco ha contribuido a la mejora de la situación, dado que la demanda se viene mostrando bastante retraída por el aumento de la inflación y la difícil situación geopolítica, que no anima a elevar las ventas. El consumo interno está estancado en unos 9,6 millones de hectolitros, lejos de los 11 millones que se alcanzaron antes de la pandemia de Covid, mientras que las exportaciones, aunque aumentan ligeramente en valor en los últimos meses por el alza de los precios unitarios de venta, siguen bajando en volumen exportado.
Todo esto en conjunto provoca, a su vez, un problema de existencias de vinos en bodega, principalmente de tintos y mostos, que sigue preocupando, a pesar de que éstas no se han disparado como se temía en caso de haber tenido una cosecha “normal”.
Por eso, aunque parezca paradójico, este descenso de la producción estimada de vino y mosto, tanto en España, como en Italia o Alemania, vendrá bien para aliviar un poco la situación de los stocks en bodega en unos mercados que, por el momento, se presentan complejos y con una oferta a la baja, pero aún así bastante difícil de gestionar.
La primera previsión oficial que el Ministerio de Agricultura envió a la Comisión Europea a finales de septiembre daba cuenta ya de un descenso del 16,6% y de casi 7 millones de hectolitros respecto a la campaña anterior (41,07 millones) y de un 20,6% y de casi 9 millones en relación a la media del periodo 2018-2022, que fue de 43,14 millones de hectolitros.
De este volumen, unos 30,74 millones de hectolitros eran de vino y 3,5 millones en cifras redondas de mosto-zumo de uva. Del vino, un 39,3% y casi 12,1 millones era vino con Denominación de Origen Protegida (DOP);casi un 12% y algo más de 3,6 millones, vino con Indicación Geográfica Protegida (IGP); otro 22,2%y 6,83 millones vino varietal sin DOP/IGP, y cerca de un 27% y 8,22 millones vino sin DOP/IGP.
Moderación a la baja
Estas previsiones son más moderadas que los 34-36 millones de hectolitros que el propiosector productor preveía al inicio de la vendimia, pero después de unos meses tan difíciles desde el punto de vista agroclimático, como fueron agosto y septiembre, incluso la estimación prudente del MAPA se ha revisado a la baja por parte de Cooperativas Agro-alimentarias de España. Esta organización prevé unos dos millones de hectolitros menos que los calculados por este departamento, y calcula que estaremos un poco por encima de los 32 millones de hectolitros de vino y mosto, con un descenso del 22% y de 9 millones en relación a la producción de la campaña anterior 2022/23, ostentando el dudoso privilegio de ser la más baja en volumen de todo lo que llevamos de siglo.
Aunque el actual contexto de mercado es incierto y está muy tocado por la inflación y el descenso global del consumo, para Cooperativas la campaña 2023/24 se presenta algo mejor que la pasada, esperándose una revalorización de las existencias acumuladas del año anterior y una menor presión de la oferta, lo que permitiría también corregir el desequilibrio comercial de campañas anteriores.
Entre las CC.AA., Cooperativas destaca el fuerte descenso por la sequía y la falta de agua disponible para riego de socorro para las viñas en Cataluña, con casi un 46% menos de producción, hasta poco más de 1,54 millones de hectolitros; Castilla-La Mancha, con un 25% menos y poco más de 17,1 millones; Extremadura, que obtendría un 25,3% menos, con 2,6 millones; Aragón, con un 34,2% menos y 736.400 hl; Región de Murcia, con un 24,7% menos, hasta 550.000 hl; Comunidad Valenciana, con un 15,5% menos, hasta 2 millones, o Galicia, con un 15% menos y 950.000 hectolitros.
Con descensos más moderados se sitúan Castilla y León, casi un 8%, hasta 2,25 millones de hectolitros; La Rioja, un 6,3% menos y 2 millones, y País Vasco, un 4,6% y 760.000 hl, mientras que en otras CC.AA. se prevé una ligera mejoría de la cosecha en relación a la campaña anterior, como Andalucía, un 2,6% y 735.000 hl; Comunidad Foral de Navarra, un 2,6% y 630.000 hl, o Canarias, un 11% más y 70.000 hectolitros.
Son datos todavía bastante provisionales de producción vitivinícola en nuestro país, que habrá que esperar a que se confirmen bien entrado ya noviembre, una vez que la vendimia, adelantada y corta, concluyó ya hacer varias semanas.
Union Europea
En la Unión Europea, las estimaciones de la Comisión sobre la producción de vino en la campaña 2023/24 son de 149-150 millones de hectolitros de vino, un 6% y 10 millones menos, situándose un 4,5% por debajo también de la media quinquenal, debido sobre todo a los importantes descensos de volúmenes producidos en Italia y España.
En Italia, las reducciones más importantes se registrarán en el Centro y Sur de las regiones italianas (Abruzo, Apulia y Sicilia, con caídas del 30% y un 40% menos de producción vitivinícola.
En Francia, por el contrario, se prevé una cosecha media de unos 45-46 Mhl, con un ligeroaumento de algo más del 1% interanual, suficiente para que el país vecino pase a ser el primer productor comunitario de vino, por delante de Italia en 2023/24, algo que no sucedía desde hace bastantes años.
En su balance otoñal del mercado, la CE prevé que el consumo de vino en la UE, en especial detinto, se oriente a la baja (-1,5% interanual), debido a un cambio de preferencias de los consumidores hacia otros tipos de bebidas más asequibles, como la cerveza, a causa del descenso del poder adquisitivo.
Bruselas estima probable también un incremento de los otros usos o destinos del vino, hacia vinagre o destilación, que podrían estar en conjunto en unos 33 Mhl, debido sobre todo a ladestilación de crisis.
La CE observa que la demanda internacional de vino ha continuado enfriándose, comoconsecuencia del recorte del poder adquisitivo en algunos mercados de exportación de la Unión Europea, tras los récords de los últimos dos años y a un descenso limitado en la campaña pasada 2022/23.
El organismo ejecutivo de la UE se muestra, no obstante, algo optimista, al prever que un descenso potencial de los precios pueda ayudar a recuperar o al menos a estabilizar las exportaciones de vino que, a la vez, tendrán que enfrentarse a una mayor competencia entre países en los segmentos más bajos en mercados, como el británico.
Las existencias de vino en la UE para el final de la campaña 2023/24 (31 de julio de 2024) podrían quedar un 5% por debajo de la media del último quinquenio y bajar hasta 161 millones de hectolitros. A ello, contribuirá también la eliminación de 3,75 millones de excedentes de vino por la destilación de crisis en algunas regiones de países de la UE, sobre todo Francia.
Por su parte, la organización europea de productores agrarios y sus cooperativas, COPA-Cogeca, coincide bastante en sus previsiones con las realizadas por la Comisión, esperándoseuna producción de vino algo superior a 149 millones de hectolitros, con un descenso del 7,5% yde 12,2 millones. A este volumen se añadirían 4,23 millones de mosto-zumo de uva.
El responsable sectorial del COPA-Cogeca, Luca Rigotti, afirmó que “desde hace varios años, elsector vitivinícola comunitaria se viene enfrentando a varios desafíos, como las consecuencias de la pandemia de Covid, los eventos climáticos y el fuerte aumento de los costes de producción, a los que se suma en la campaña 2023/24 un aumento significativo de las tasas de interés de los préstamos. Aún así, los productores europeos continuando teniendo rentabilidad y demostrando su resiliencia.”
El viñedo se vio afectado en algunos países, como España e Italia, por diversas inclemencias meteorológicas, como la sequía, tormentas de granizo o fuertes lluvias, que provocaron inundaciones. En nuestro país, la sequía del otoño pasado, del invierno y de la primavera también, así como las fuertes lluvias al final de la misma y a principios de septiembre, junto con las muy altas temperaturas del verano, provocaron en conjunto un descenso de la producción. La baja humedad favoreció en cambio una buena calidad de la uva.
Con los datos aportados, Francia se colocaría como primer productor comunitario, con una producción vinícola estimada de 45 millones de hectolitros, casi un 1,5% más que en la campaña anterior, a pesar de verse afectada por episodios de mildiu y por la sequía en las regiones del Sur.
En Portugal, el COPA-Cogeca estimó un aumento del 8,6%, con una producción algo inferior a los 10 millones de hectolitros, suficiente para recuperar el nivel perdido en la anterior campaña, frente a los casi 7,42 millones (+8,3%) comunicados a Bruselas inicialmente.
Italia vio mermada su cosecha casi un 12%, hasta 43,9 millones de hectolitros, perdiendo el liderazgo productor a favor de Francia, debido a las fueres lluvias con inundaciones que afectaron a la región de Emilia-Romagna, y a los importantes episodios de mildiu, especialmente en los viñedos de Centro y Sur del país.
En Alemania, la producción estimada se sitúa en 8,86 millones de hectolitros, un 2,1% menos que en la campaña anterior e inferior a los casi 9,9 millones que estimaba la Comisión, debido a las adversas condiciones meteorológicas del último mes previo a la vendimia.
La producción de vino será también corta en otros países productores como Austria (-6%),Grecia (-23%), Croacia (-31%) y Eslovaquia (-20%).