El sector pesquero ha decidido iniciar estrategias de gestión alternativas que ayuden a mejorar el estado de los stocks del mar Mediterráneo y a desarrollar una pesca sostenible desde el punto de visto medioambiental y socioeconómico.
La Confederación Española de Pesca (Cepesca) y sus asociaciones del Mediterráneo han mantenido, con este objetivo, una primera reunión para conocer las distintas propuestas de cada una de ellas y consensuar las mismas. Celebrada en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agrónoma y del Medio Natural de la Universidad Politécnica de Valencia, en ella han participado representantes de las asociaciones de Cataluña (Tarragona), Baleares (Mallorca), Comunidad Valenciana (Castellón, Denia, Jávea, Calpe y Santa Pola) y Andalucía (Almería).
Con relación al cerco y ante la constatación de escasez de sardina y boquerón, se propone la reordenación del caladero para evitar aglomeraciones de buques en una misma zona de pesca. Esta iniciativa supone la adopción de medidas relacionadas con el censo de buques autorizados a pescar y la limitación temporal de los cambios de modalidad y puerto base.
Se propone asimismo la reducción del tamaño del arte de cerco y el establecimiento de una veda o parada biológica de tres meses –de diciembre a febrero-, en caso de contar con ayuda del FEMP, y que se reduciría a dos meses si no se dispone de esta última.
Por otro lado, y valorado el impacto negativo que supondría el establecimiento de cuotas, la flota de cerco se opone a un TAC para los pequeños pelágicos y propone, a favor de la sostenibilidad, el incremento de las tallas mínimas (de 11 a 12 cm para la sardina y de 9 a 11 para el boquerón), la fijación de topes de capturas diarias por embarcación (2.400 kg diarios para la sardina y 1.500 kg para el boquerón) y la instauración de medidas para garantizar la trazabilidad completa de las capturas.
Estas propuestas deberán complementarse con iniciativas que mejoren la situación socioeconómica de los pescadores y el correspondiente plan de seguimiento por parte de la comunidad científica, la administración y el propio sector. Todas estas medidas serían aplicables a todas las zonas salvo la de Baleares, que planteará medidas específicas.
Para las artes de arrastre y las menores, a la espera de la celebración de una nueva reunión el próximo de 21 de noviembre, todas las asociaciones coinciden en la necesidad de establecer vedas espacio-temporales en las zonas de cría y reproducción.
Una vez consensuadas las diferentes propuestas para las artes de cerco, Cepesca presentará las mismas a la Secretaría General de Pesca, al Consejo Consultivo del Mediterráneo y a la Comisión Europea. Posteriormente, cuando se consensuen las medidas para el arrastre y artes menores, se hará lo mismo que con el cerco.
La patronal pesquera ya manifestó su compromiso de liderar una alianza dentro del sector, de la que quiere que forme parte la comunidad científica y la administración pública, para analizar y evaluar de manera objetiva el estado biológico de las especies del Mediterráneo, revertir la situación de sobreexplotación y garantizar su futuro y, por ende, el de la pesca de bajura en este mar. Por ello, pretende involucrar también en esta iniciativa a algunas organizaciones medioambientales, cuya influencia en la toma de decisiones que afectan a la política pesquera a nivel europeo es cada vez mayor.
Impacto de otras actividades y terceros países
Igualmente, todas las asociaciones del Mediterráneo integradas en Cepesca consideran que su actividad no es la única responsable de la actual situación de este mar. Por esa razón, coinciden en la necesidad de solicitar al Gobierno, las comunidades autónomas y los ayuntamientos la evaluación del impacto ambiental en la franja costera de otras actividades -incluidas las industriales y urbanas (emisarios que portan aguas residuales, vertidos, obras de relleno costeras, acuicultura, etc.), así como las turísticas-, y la exigencia a estos sectores de medidas que minimicen su impacto.
Del mismo modo, Cepesca reitera su demanda de que las medidas que se adopten no solo afecten a las flotas europeas, sino también a las de los terceros países ribereños que también pescan en el Mediterráneo.