La red de comercialización española especializada en la venta de productos pesqueros y acuícolas es única en el mundo. Más de 7.200 pescaderías representadas por FEDEPESCA, la Federación Nacional de Asociaciones Provinciales de Empresarios Detallistas de Productos Pesqueros y Acuícolas. Esta red capilar ha permitido que los españoles sean grandes consumidores de pescado, los segundos de Europa y los sextos del mundo.
Sin embargo, la competencia, los cambios de hábitos sociales y de consumo, la irrupción de las nuevas tecnologías, la falta de relevo generacional y la dureza de este oficio, con largos horarios y con rentabilidades cada vez más ajustadas, han hecho que se reduzca el número de estos comercios especializados.
El consumo de nuestros productos desciende. Si en 2004 los hogares españoles comprábamos 28,56 kilos de pescado por habitante y año, en 2015 fueron 25,47 kilos (fuente: MAGRAMA). Eso sí, el consumo de pescado se incrementa cuando el consumidor acude a una pescadería especializada: 1,9 kilos de media de compra en el especialista, frente a 1,4 kilos de media del canal dinámico en el caso de pescado y marisco fresco (fuente: Kantar Panel, primer trimestre 2015). Este dato refleja que cuando hay un pescader@ profesional detrás del mostrador se mejorar la experiencia de compra fomentando la ingesta de pescado.
Este retroceso tiene sus consecuencias para la salud de los españoles. El estudio Aladino de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN), concluye que en España, el 53% de la población adulta padece sobrepeso y obesidad. Se aportan datos tan alarmantes como que el 33% de los niños menores de 2 a 17 años padece sobrepeso y obesidad y que uno de cada dos niños tiene exceso de peso.
La Fundación Española del Corazón hacía recientemente un llamamiento a los adultos para que recuperen el consumo de pescado, ya que más del 50% de los mayores de 40 años no consumen el pescado azul que necesitan para llevar una dieta cardiosaludable, cuatro veces pescado a la semana de las cuales, dos de azul.
Los españoles saben que el pescado es saludable y sabroso, pero cada vez tienen menos tiempo para comprarlo y cocinarlo. No lo perciben como práctico; es nuestra principal debilidad.
Nos enfrentamos a un consumidor que dedica 38,5 horas a la semana a internet (Google Consumer Barometer 2015). Un tiempo que estamos quitando de otras actividades, planificar la compra y cocinar es una de ellas, aunque nos encante la cocina y la gastronomía.
En este contexto hay que ofrecer soluciones aliándose con la tecnología y la innovación en el punto de venta, pero con el foco en los profesionales. Ofrecer nuevos productos y servicios que faciliten comer bien al ciudadano, de forma divertida y actual.
Como tendencias a las que dar respuesta nos encontramos con un consumidor participativo, que quiere interactuar. El protagonismo de los móviles y de las apps crecerá y la hiperconectividad es imparable. Habrá que combinar la tienda física con la venta online, sí o sí. En el caso del comercio de reducida dimensión es fácil conseguirlo enganchándose a plataformas como la Cesta del Mercado, que agregan a comercio especializado de barrio y se encarga de todas las gestiones de la web.
Otra tendencia a la que estar atentos y que favorece nuestro modelo es la preferencia por todo más fresco, más artesano, más local. Con la crisis ha surgido un consumidor rebelde, que desconfía de las multinacionales y que es consciente de que con sus compras está decidiendo qué modelo de sociedad quiere, apostando por el producto nacional y por la inversión en su barrio. La información más demandada es el origen del producto.
Elaboraciones del pescader@
Desde hace tiempo las pescaderías especializadas ya han ido completando la gama de producto con salazones, ahumados, conservas, arroces y envasados. Pero ahora necesitamos preparaciones con el plus de ser hechas por los profesionales de forma artesanal. Hornos inteligentes y obradores en la pescadería nos ayudarán a ofrecer productos que ayudan al consumidor a esforzarse menos.
Los sabores de otros países también tienen su cabida en nuestros negocios. El sushi, preparaciones asiáticas y ceviches modernizarán la oferta, y tienen un gran tirón entre los jóvenes.
Las Tiendas Aperitivo ya son una realidad, esquinas en las que se venden bocadillos y snacks de productos pesqueros. En las ciudades cada vez comemos más por la calle y somos conscientes de que no es saludable; el pescado permitiría que el consumidor se sienta menos “culpable”. Los productos take away también ganan terreno, listos para ser elegidos y pagar.
Comer en el punto de venta
Cada vez más mostradores tienen una zona para producto fresco, otra para elaborados con productos pesqueros y otra para consumir en el local. La degustación en el punto de venta es una tendencia imparable. ¿Por qué no tomar unas ostras en la pescadería mientras hacemos la compra? ¿O comprar el menú del día a base de pescado?.
Sostenibilidad
El pescado capturado legalmente es sostenible por definición, pues son dictámenes científicos por especies y pesquerías los que determinan las cantidades a pescar por cada barco en una zona concreta y con una determinada arte de pesca. No obstante, se aprecian inciativas de posicionamiento de mercado con ecolabels privadas, especialmente en los países nórdicos, en los que la pescadería aporta un plus a los consumidores con la venta de productos que cumplen con los estándares de marcas privadas.
Los talleres, catas, cursos en la pescadería también serán un punto fuerte. De la mano de los profesionales podemos conocer la historia del producto, y el pescado tiene una gran historia que contar, que también se podrá explicar con pantallas táctiles que mejoren la interactuación.
En definitiva, la pescadería como espacio integral y gastronómico, vinculada a auténticas experiencias gastronómicas, donde comprar, degustar y aprender sobre el pescado de la mano de los profesionales y con todo tipo de servicios, esa será la pescadería 3.0.