La Unión Europea define la agricultura ecológica como “un compendio de técnicas agrarias que persigue ofrecer al consumidor productos frescos, sabrosos y auténticos respetando además los ciclos naturales”. Para la IFOAM [Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica], el enfoque es más ambicioso y considera que la agricultura ecológica “se basa en sistemas productivos que mantienen la salud de los suelos, de los ecosistemas y de la gente; y para ello se apoya en los procesos ecológicos, la biodiversidad y ciclos naturales”. A pesar de que periódicamente tengamos que soportar algunas voces que desacreditan los beneficios de la agricultura ecológica, desde Fundación Global Nature no tenemos duda alguna: la agricultura ecológica es sin lugar a dudas el mejor punto de partida para una actividad agraria respetuosa con el medio ambiente y con nuestra propia salud.
No obstante, cualquiera que haya buceado en la normativa de producción ecológica habrá caído en la cuenta de que, más allá de las definiciones holísticas, existen unas normas mediante las cuales se certifican estas producciones. Dicho de una manera muy sencilla, son las reglas del juego y los aspectos que se verifican para poder etiquetar un producto como ecológico. Nos referimos por ejemplo al Reglamento (CE) no. 889/2008, en el que se estipulan, entre otros, los productos de uso permitido o los requisitos de control para explotaciones certificadas. Son muchas las voces que reclaman recuperar en la práctica el espíritu que emana de las mejores definiciones y que en algunos casos, se queda por el camino. Y lo cierto es que algunos aspectos, como es el caso de la conservación del paisaje o la biodiversidad, son aspectos sujetos a la voluntad del propio productor que decide ceñirse a uno u otro enfoque.
La biodiversidad es un elemento clave dentro de las producciones agrarias, y más en sistemas productivos en los que se apuesta por un enfoque ecológico. Diversos proyectos europeos que han investigado el papel que juegan los hábitats seminaturales y otras zonas “no productivas” de las explotaciones, demuestran que juegan un papel fundamental en la polinización, en el control de plagas, en el control de la erosión, en la mejora de suelos y en la protección frente a las adversidades climáticas… y por supuesto más allá de “lo estrictamente útil”, son elementos claves para la mejora del paisaje y la conservación de la biodiversidad. También sabemos que, en países como España en el que casi la mitad del suelo está dedicado a suelos productivos, el papel que tiene la agricultura para la conservación de la biodiversidad es cuanto menos estratégico. De hecho, se estima que el 50% de las especies europeas de fauna y flora viven y dependen de los hábitats agrícolas.
Hace unos días en la feria BioFach (Núremberg, Alemania), Fundación Global Nature dio a conocer una iniciativa en la que trabaja desde hace años y que pretende demostrar el potencial que tiene la producción ecológica para conservar la biodiversidad, manteniendo además su competitividad. Fundación Global Nature produce legumbres ecológicas en Red Natura 2000 aplicando medidas que van más allá de las exigencias reglamentarias y que fomentan la conservación de la biodiversidad, especialmente de aves esteparias y flora mesícola.
Estas producciones, muy humildes inicialmente en volumen, han ido aumentando con el paso del tiempo de la mano de proyectos europeos como “LIFE Humedales de La Mancha” o “LIFE Estepas de La Mancha”, constituyéndose como un elemento diferenciador dentro del propio mercado ecológico, cada vez más constreñido por una enorme oferta y alta calidad. Intentamos llevar a la realidad de los mercados una producción que consideramos se ajusta a los enfoques más holísticos. Y pensamos que hay un lugar para estas producciones. Actualmente en esta feria se fomenta el producto europeo y de proximidad, pero ningún expositor está ofertando productos que se diferencien por tener un valor añadido pro-biodiversidad. Por esta razón, la Fundación Global Nature acudirá en próximas ediciones para contribuir a promover entre los asistentes al evento las producciones que van más allá de lo ecológico.
En esta misma línea, BioFach acogió un stand de un proyecto europeo del que Fundación Global Nature es socio (LIFE+BioStandards), una iniciativa que pretende introducir criterios transparentes, objetivos y realistas para la conservación de la biodiversidad en certificaciones y estándares ya existentes, incluyendo, por supuesto, la certificación ecológica… porque realmente, pensamos que no hace falta inventar nada nuevo, sino aplicar el sentido común y lo que las mejores definiciones de hace ya muchos años nos dicen. Y siempre es bueno tener criterios claros y transparentes que garanticen al consumidor lo que está consumiendo.