La desaparición de las abejas se ha convertido en un símbolo de la merma de insectos que estamos viviendo actualmente y cuyas causas están asociadas a los cambios en el hábitat provocados por la mano del hombre, al cambio climático o al uso de productos químicos, como los herbicidas, los fungicidas o los pesticidas, entre otros. Los insectos son muy necesarios y uno de los grupos de organismos más diversos y evolutivamente exitosos del planeta. Muchos juegan un papel vital en el funcionamiento de los ecosistemas ya que contribuyen a funciones ecológicas clave; son alimento necesario para diversas especies; son depredadores, parásitos o parasitoides que limitan el desarrollo de las plagas de los cultivos; estimulan y aceleran la descomposición de la materia orgánica al mejorar la fertilidad del suelo al romper, separar o desmenuzar elementos como excrementos, plantas y animales muertos y, además, polinizan, con un impacto directo sobre la producción agrícola y proliferación de plantas beneficiosas.
Pero su pérdida es silenciosa: el año 2019 comenzó con un estudio publicado en la revista especializada Biological Conservation que sugería que el 40% de las especies de insectos está en declive. En este sentido trabaja el proyecto LIFE Estepas de La Mancha, que apuesta por un manejo sostenible de los cultivos para fomentar la biodiversidad a través de la conservación de lindes agrícolas, ya sea con setos arbustivos o con la propia vegetación natural del entorno. Y ello favorece la presencia de insectos que se convierten en el alimento de las aves esteparias, principal objetivo de este proyecto europeo.
16 kms de setos y 5 ha de bosquetes
El proyecto LIFE Estepas de La Mancha tiene como objetivo frenar la pérdida de poblaciones de aves esteparias con la ayuda de agricultores, pastores y cazadores y desde sus inicios ha creado más de 16 kilómetros de setos en lindes agrícolas y más de 5 hectáreas de zonas de bosquetes. Esta vegetación favorece, precisamente, la presencia de insectos beneficiosos para el cultivo que, además de contribuir con la polinización de cultivos de leguminosas y árboles frutales, pueden ser aprovechados por las aves esteparias como fuente de proteína animal que es necesaria para estas aves, especialmente, en época de cría.
Entre los beneficios agronómicos de los setos, destaca que diversifican el paisaje y proporcionan hábitats relevantes para plantas y animales beneficiosos, promoviendo lugares de sombra y de nidificación para varias aves. Los setos también ayudan a reducir la erosión del suelo, reducen los efectos perjudiciales de vientos tanto fríos como cálidos evitando, asimismo, la propagación de plantas exóticas invasoras y sirven, a su vez, como barreras para evitar las derivas de plaguicidas. Estos mismos setos y linderos agrícolas funcionan como elemento de conexión entre los principales hábitats (áreas de matorral, zonas de barbecho) y los cultivos. De igual forma, las islas de vegetación o bosquetes (grupo de árboles o arbustos agrupados en medio del campo), son elementos que promueven la difusión de la biodiversidad en el área cultivada.