Según un reciente artículo de Xavier Carmaniu en el rotativo asturiano de “La Nueva España”, el conservador y republicano Partido Agrario Español (PAE), fundado en 1934 y en activo hasta la Guerra Civil, podría pasar por ser el antecedente de la plataforma de “La España Vaciada” que se está poniendo en marcha en nuestro país en todas las regiones del interior.
En todo caso, fue el primer ejemplo de movilización política propia del campo español, en una época en la que se utilizaba el agrarismo como bandera electoral para lograr escaños en el Congreso, como lo fue ya en la Restauración y en la dictadura de Primo de Rivera.
El PAE tenía implantación sobre todo en las provincias de la zona “mesetaria”, pero también logró escaños en tres de las provincias gallegas (Lugo, Orense y Pontevedra), Santander, Córdoba, Jaén, Sevilla y Murcia. Fue una formación que representaba los intereses de los propietarios de tierras pero que, a diferencia de otros partidos de derecha, aceptó el régimen de la II República de 1931.
Se trataba, según defendió Luis Gil Cuadrado en su tesis doctoral en la UCM, de un partido políticamente moderado, pero socialmente conservador. El PAE logró escaños al Congreso de los Diputados en 25 provincias españolas en el bienio republicano 1934-1936, con el Gobierno de Alejandro Lerroux, líder del Partido Republicano Radical (PRR), y hasta ocupó brevemente (entre el 6 de mayo y el 25 de septiembre de 1935), el Ministerio de Agricultura, siendo ministro el abulense Nicasio Velayos Velayos. A este ministro le dio incluso tiempo de elaborar una la Ley para la reforma de la reforma agraria de 1932, con la que trató de proteger a los propietarios expropiados de las expropiaciones forzosas de tierras, con vías como recurrir a los justiprecios fijados unilateralmente por el Gobierno o introduciendo un cauce de “utilidad social”, que permitía al Gobierno la anexión de tierras de forma automática, sin poder dar lugar a recurso alguno. También trató, sin éxito, articular mecanismos para estabilizar el precio del trigo a largo plazo y proteger a los agricultores, retirando cereal del mercado en tiempos de buenas cosechas y reintroduciéndolo en momentos de escasez.