En una decisión sin precedentes, el Gobierno, representado por la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha logrado, con el apoyo de algunas comunidades autónomas ajenas a la problemática del lobo, y con los votos mínimos, incluir al lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre). Esto supone que este depredador carnívoro deja de ser especie cinegética en toda España y que los ganaderos no podrán defenderse ante los ataques a sus animales, unos ataques que acaban cada año con más de 4.000 animales entre vacas, terneros, ovejas y cabras, solo en Castilla y León.
Con los votos en contra de las Comunidades Autónomas más afectadas (Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León) sumados a los de Murcia, Madrid, Andalucía y País Vasco y en una votación muy ajustada y que se tuvo que repetir por empate, la Comisión Estatal para el Patrimonio Natural y la Biodiversidad ha decidido proponer prohibir la caza del lobo en toda España. El resultado no es vinculante pero todo hace pensar que la ministra Teresa Ribera querrá materializar su aplicación.
Desde ASAJA, consideramos un verdadero despropósito esta decisión, máxime si tenemos en cuenta que el número de lobos está aumentando en España y que no peligra su supervivencia, como así lo avalan distintos informes técnicos de biólogos y otros expertos. Por el contrario, los grandes afectados son los ganaderos de extensivo de la Cornisa Cantábrica y del Centro-Norte peninsular, zona que concentran más del 90% de la población total de lobos de España, y donde cada año cerca de 8.000 cabezas de ganado son víctimas de los ataques del lobo.
Prohibir la caza del lobo no es defender al lobo, es propinar un ataque frontal a los ganaderos de extensivo del norte de España que tienen que tienen que mantener una actividad económica cada día menos rentable (pérdidas económicas derivadas de la escasa actividad del Canal Horeca; limitaciones impuestas por la convergencia de la PAC) y que ahora ven como se les infringe otro injustificado golpe más desde el Gobierno que tiene más en cuenta las pretensiones ecologistas que la supervivencia no solo de los ganaderos sino del medio rural y sus pueblos, muchos de ellos con serios problemas de despoblamiento.
Si el presidente del Gobierno quiere ser honesto con el sector agrario y demostrar que de verdad está interesado en combatir el despoblamiento y mejorar las condiciones de vida del medio rural, tiene una oportunidad magnífica para parar este despropósito porque, a diferencia de la supervivencia del lobo que no está en peligro, la de los ganaderos está muy comprometida y sino que le pregunten al ministro Planas.