“La producción cárnico-ganadera debe ser un instrumento decisivo para la consecución de una nutrición equilibrada, al aportar proteínas a precio asequible y de alto valor nutricional, confirmando la relación existente entre mayor esperanza de vida y mayor consumo de proteína animal”.
Esta es una de las 12 principales conclusiones del Diálogo independiente de la Interprofesional del Porcino de Capa Blanca (INTERPORC), auspiciado por la ONU, celebrado el pasado jueves bajo el título ‘La cadena ganadero-cárnica y el cumplimiento de los ODS: retos y desafíos futuros’, cuyas decisiones ya ha remitido la Interprofesional a la ONU para que pueda tenerlas en cuenta de cara a la próxima ‘Cumbre de los Sistemas Alimentarios’ que se celebrará en Nueva York en el mes de septiembre tras una ‘Precumbre’ en Roma en julio.
Para los más de 80 participantes en el Diálogo “existen numerosas evidencias científicas que avalan la necesidad de los nutrientes de la carne para una alimentación adecuada y un correcto desarrollo y estado de salud”. De hecho, “los alimentos de origen animal son una fuente muy rica, única en algunos casos, en varios micronutrientes esenciales y compuestos bioactivos y su restricción puede derivar en problemas de salud sin una suplementación pautada y constante”.
Por lo que, en su opinión, “no tiene sentido sustituir, total o parcialmente, las proteínas de origen animal por proteínas alternativas como son las sintéticas artificiales que se obtienen en laboratorio, cuyo potencial alimentario o nutricional real se desconoce, y cuya capacidad de contribuir a resolver el grave problema de hambre y desnutrición en el mundo es tan desconocida como improbable”.
Los participantes no niegan “la indudable importancia y necesidad de que se produzcan alimentos sostenibles desde el punto de vista medioambiental, un propósito indeclinable y una exigencia básica de cualquier actividad económica y de cualquier enfoque político y social”, pero “el sector ganadero-cárnico ha llevado a cabo un importante incremento de su eficiencia en los modelos productivos, mejorando de forma continuada su contribución la sostenibilidad: reciclando materias primas y sus productos, ahorrando fertilizantes, procurando un bajo nivel de generación de desperdicios alimentarios, reduciendo la huella hídrica y energética, etc”.