La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) constata que la campaña citrícola entra de lleno en su segunda mitad con un incremento tanto en el ritmo de compras como en los precios que perciben los productores. La principal causa de esta mejoría se encuentra en un mayor equilibrio entre la oferta, bastante corta y menor a la prevista debido a las adversidades climáticas, y la demanda, cuya evolución es creciente a causa del frío en Europa y del especial interés que despierta esta fruta entre los consumidores para prevenir resfriados y virus como el Covid-19.
AVA-ASAJA añade que, según remarca en su último boletín semanal la Lonja de Cítricos de Valencia, el interés se centra fundamentalmente en el subgrupo de naranjas Navels tardías –Navel Powell, Barnfield y Chislett (con cotizaciones en origen que suelen situarse dentro de la horquilla 0,353-0,447 €/kg) y, en menor medida, Navel Lane Late (0,282-0,376 €/kg)– así como en el subgrupo híbridos de mandarinas, las cuales en su mayoría cuentan con un límite de plantaciones y un sistema de gestión comercial protegido –Tango, Nadorcott (0,611-0,851 €/kg) y Orri (1-1,3 €/kg)–. En muchas variedades, estas cotizaciones suponen un aumento aproximado del 10% respecto a la campaña anterior por estas mismas fechas.
El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, asegura que “la campaña ha dado un nuevo giro y deja atrás los graves problemas de comercialización que coparon algunas de las variedades más extendidas como la naranja Navelina o la mandarina Clemenules. Ahora los operadores comerciales vuelven a manifestar su vivo interés por aprovisionarse de suficientes cítricos para poder abastecer a los mercados durante los próximos meses”.
Aguado estima que “los factores objetivos del mercado deberían consolidar unas perspectivas positivas para lo que resta de campaña. Es evidente que la oferta es reducida, sobre todo en las naranjas tardías, debido a las abundantes lluvias del año pasado y al viento de las últimas semanas, si bien cabe resaltar que la borrasca Filomena ha tenido en la citricultura valenciana unos efectos más limitados y puntuales que en otras zonas productoras. La demanda internacional no deja de tirar y permite absorber de manera fluida las producciones tanto españolas como de otros países mediterráneos”.
De todos modos, AVA-ASAJA exige a las administraciones que “no se duerman en los laureles ante esta situación coyuntural y avancen en medidas estructurales que siguen pendientes como el establecimiento de unos índices de referencia de los costes de producción aprovechando la actual reforma de la Ley de la Cadena Alimentaria, una apuesta más decidida por la Ley de Estructuras Agrarias, la obligatoriedad de introducir la reciprocidad en los acuerdos con países terceros o una mejora de la especialización y la coordinación de los controles fitosanitarios de la UE para frenar la entrada de plagas y enfermedades”.