PG Economics acaba de publicar el último informe del economista agrario Graham Brookes sobre los beneficios económicos y ambientales de los cultivos modificados genéticamente (MG) en el mundo. El estudio hace un completo análisis de los datos que se desprenden del cultivo de semillas transgénicas desde 1996 hasta 2018. Entre sus conclusiones se encuentran que en estos 23 años los cultivos biotecnológicos han reducido el impacto ambiental agrario en un 19 por ciento.
En este periodo los cultivos MG redujeron la aplicación de productos fitosanitarios en 776 millones de kg, una reducción global del 8,6%. Esto equivale a más de 1,6 veces el uso anual total de productos fitosanitarios de toda China. Como resultado de esta reducción, los agricultores redujeron el impacto ambiental asociado con sus prácticas de protección de cultivos en ese 19% mencionado antes.
Además, los cultivos MG han reducido significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero al permitir a los agricultores reducir la labranza, reduciendo la quema de combustibles fósiles y permitiendo que el suelo retenga más carbono. Si en 2018 no se hubieran cultivado variedades biotecnológicas se habrían emitido a la atmósfera 23.000 millones de Kg adicionales de dióxido de carbono, lo que equivale a agregar a la circulación mundial 15.3 millones de coches a las carreteras.
Los agricultores que sembraron semillas MG en 2018 aumentaron sus ingresos en cas 19.000 millones de dólares y redujeron las emisiones de carbono en 23.000 millones de Kg, el equivalente a retirar 15.3 millones de coches de las carreteras ese año. Por cada euro adicional invertido en estas semillas, los agricultores en países en desarrollo obtuvieron un ingreso adicional de 3.86 euros. El ingreso adicional de los agricultores en países desarrollados fue de 2,99 euros por cada euro adicional invertido.