Andalucía cuenta con el mayor número de cabezas de ganado caprino de España y también es la principal productora de leche de cabra. Cuenta con dos razas puras de reconocido prestigio internacional en producción lechera como la murciano-granadina y la malagueña. Pese a estos datos, la situación de los ganaderos de caprino no deja de empeorar, según denuncia UPA Andalucía.
“Los precios de la leche de cabra están por debajo de los costes de producción en la mayoría de los casos y aunque desde finales del año pasado han subido algo arrastrados por el precio de la leche de vaca no son ni mucho menos alentadores”, indican desde la organización.” Esta situación de bajos precios permanente desincentiva el relevo generacional en un sector tan importante para el medio rural como la ganadería extensiva tradicional y la pérdida esta actividad supondría un grave riesgo de deriva cultural para nuestros pueblos, emigración rural, riesgo de incendios, deriva medioambiental, perdida de actividad económica y despoblamiento”.
UPA Andalucía denuncia que “las pocas industrias lácteas actúan en una posición de oligopolio, ahogando a los productores con precios ruinosos. Ante esta situación, la Administración mira hacia otro lado, dejando desamparados a los ganaderos”.
Además, para la organización, las administraciones dificultan el acceso de los ganaderos a ayudas y ponen trabas a su actividad. “En los últimos cambios de los requisitos para recibir ayudas PAC del Ministerio, mientras se flexibilizan requisitos de carácter general, se imponen requisitos para el caprino de manera más agresiva, para que menos ganaderos accedan a las ayudas. Otro ejemplo son las ayudas desarrolladas por la Consejería de Agricultura, imponiendo condiciones como la continuidad de recintos, que los pequeños ganaderos extensivos tienen dificultades para cumplir o el coeficiente de admisibilidad de pastos que ha afectado mucho a los ganaderos con pastos extensivos de poco valor agronómico”, señalan.
Por todo ello es por lo que UPA Andalucía exige al MAPAMA su implicación para que los ganaderos de caprino tengan incentivos similares al del vacuno (paquete lácteo) y puedan acceder a las ayudas excepcionales, con el fin de que tengan un precio sostenible que cubra al menos los costes de producción.