¿Cómo se encuentra la avicultura de puesta en España en estos momentos?
La avicultura de puesta española es todo un referente a nivel internacional. El huevo español está muy bien valorado fuera de nuestras fronteras, y somos el tercer país productor de huevos en Europa, con el 16% de la producción total, solo por detrás de Francia y Alemania.
En 2022 el sector facturó 1.035 millones de euros en ventas para consumo, y representa el 1,3% del valor del sector de la alimentación en nuestro país. En total, supone el 5% de la producción final ganadera, y el 2% de la agraria. En 2022 esperamos una facturación cercana a los 1.500 millones
En 2022, el número de granjas de avicultura de puesta ha aumentado de 1.494 a 1.692 entre marzo de 2022 y marzo de 2023. En su mayoría son pymes y negocios familiares, que generan unos 15.000 puestos de trabajo directo y en torno a los 60.000 empleos indirectos en el ámbito rural, lo que supone un impacto muy positivo en lo que se conoce como la 'España vaciada' donde el sector de la producción de huevos está ubicado, y tenemos vocación de permanencia.
¿Cómo consideran las iniciativas encaminadas a mejorar el bienestar de las ponedoras?
Desde Inprovo consideramos positiva cualquier iniciativa encaminada a mejorar el bienestar de las gallinas. Los profesionales del sector están firmemente comprometidos con los más altos estándares de bienestar animal, y su sanidad y confort son prioritarios en todas las granjas, sea cual sea su sistema de producción.
No olvidemos que España cuenta con uno de los modelos de producción más exigentes del mundo, enmarcado dentro del Modelo Europeo de Producción agroalimentaria (MEP), y que es un referente mundial en materia de calidad, seguridad alimentaria, bienestar animal y sostenibilidad.
Sin embargo, para la revisión legislativa sobre bienestar animal propuesta por la UE para finales de 2023, que contempla la eliminación de la producción en sistemas de jaulas en toda la Unión Europea, creemos que es imprescindible que la nueva normativa se sustente sobre un análisis completo e independiente, basado en evidencias científicas, que tenga en cuenta el impacto socioeconómico de las medidas propuestas y que considere los riesgos, costes y necesidades que implica la eliminación total de las jaulas.
¿Qué puede suponer una transición precipitada a la producción sin jaulas en la UE?
Un proceso que no tenga en cuenta los plazos, ni las ayudas, ni las medidas necesarias para poder llevar a cabo dicha eliminación, podría poner en riesgo el futuro y la viabilidad de los productores de huevos españoles.
La prohibición de las jaulas acondicionadas requerirá de inversiones en las granjas españolas estimadas inicialmente en más de 1.000 millones euros, es decir, casi el equivalente a la facturación del sector en un año. Algo que sólo puede ser asumible con plazos razonables para su adaptación progresiva.
Una transición precipitada podría provocar una reducción en la producción de huevos en toda la UE, y la pérdida de su autosuficiencia y de su tejido empresarial, dando lugar a una mayor concentración del sector, donde solo los operadores de mayor tamaño serán capaces de asumir las elevadas inversiones y los costes operativos, lo que supondrá el cierre de granjas y pymes familiares españolas, y la pérdida de miles de puestos de trabajo en el ámbito rural.
Para cubrir esta hipotética reducción de la producción, existe el riesgo de entrada masiva de huevos y ovoproductos con requisitos de bienestar animal, calidad, e impacto ambiental muy inferiores a los europeos. Esto supondrá una competencia desleal con los productores de la UE; que aplican las normas del modelo de producción europeo, más exigente y también más costoso y un fraude para los consumidores si no se exigen las mismas condiciones que a la producción en la UE.
Sin una protección efectiva de la producción europea, el efecto global de la revisión de la norma será contrario a los objetivos previstos en las mismas. Y por lo tanto, será incoherente establecer un sistema que pretende ser referencia mundial en bienestar animal y sostenibilidad para que finalmente se acaben importando productos de menor calidad, que no cumplen con las exigencias de la UE.
Todo ello sin olvidar que el cambio hacia sistemas productivos menos eficientes en el uso de recursos, supone un mayor impacto ambiental, lo que choca directamente con las estrategias comunitarias en materia de sostenibilidad.
¿Qué supone para los trabajadores y las granjas un aumento en el coste de producción del huevo?
Los costes de producción en los sistemas alternativos son entre un 15% y un 30% más altos, según sea de suelo o campero. Esto implicará un mayor precio para el consumidor y, por ello, la pérdida de competitividad de la producción española, lo que aumentaría el riesgo de una deslocalización de la producción comunitaria a países con menores costes.
Por lo tanto, lejos conseguir los objetivos de la nueva normativa, podría darse la situación de que la producción en jaulas se traslade a países con menos restricciones que la Unión Europea, con condiciones mucho menos exigentes, y por tanto, que el objetivo de mejorar el bienestar de las gallinas resulte fallido ya que los países terceros no aplican si siquiera las normas actuales de la UE; así que el impacto final para las gallinas ponedoras sería negativo.
¿Cómo han evolucionado los sistemas alternativos de gallinas en España?
El sector se encuentra inmerso en el proceso de reconversión hacia sistemas de producción alternativa, que han ido incrementando su porcentaje en la cabaña española progresivamente. Un avance que ha sido posible gracias al compromiso adquirido por los productores españoles y con unas inversiones cercanas a los 200 millones de € hasta la fecha, tratando de ofrecer siempre productos de gran calidad, adaptados a las necesidades de la demanda hacia las nuevas tendencias de consumo.
En 2022 el censo de gallinas en sistemas alternativos en España (suelo, campero y ecológico) aumentó un 18%, y las granjas de sistemas alternativos se han incrementado un 15,8% respecto a 2021.
Sobre todo, cabe destacar el aumento en este último año del número de granjas de gallinas en suelo, conocido como código 2, que han pasado de 299 a 449.
En cuanto al número de granjas, el porcentaje de granjas de jaula enriquecida ha pasado de sumar el 60,5% del total en 2013 al 28,1% en 2022, aunque el censo de estas representa todavía unos 32,5 millones de ponedoras.
¿Qué importancia tiene la seguridad alimentaria y el bienestar animal para Inprovo?, ¿de qué forma apuestan por este tipo de cuestiones?
Podemos decir con orgullo que el sector del huevo español es uno de los más modernos y dinámicos de la UE, y la producción y comercialización de huevos y ovoproductos en nuestro país está sujeta a numerosas regulaciones para garantizar no solo el bienestar animal o la seguridad alimentaria, sino también la sanidad animal y el cuidado del medio ambiente.
En España solo se autoriza la puesta en marcha de las granjas que cumplen las exigentes normas de la Unión Europea. Y los servicios veterinarios de la Administración verifican periódicamente que todas las granjas comerciales cumplen los requisitos establecidos por la legislación. Además, algunas empresas optan por certificaciones voluntarias en bienestar animal, sometiéndose a auditorías independientes, con requerimientos adicionales a los de la normativa vigente.
Además, todas las granjas de producción de huevos cuentan con veterinarios responsables de establecer un programa sanitario de cada granja, de realizar seguimientos del estado sanitario de las aves para la vigilar y prevenir algunas enfermedades, y de controlar del cumplimiento de los requisitos de bienestar y sanidad.
Respecto a la seguridad alimentaria, los huevos, como otros alimentos de origen animal, están sometidos a una reglamentación muy rigurosa, desde la producción al consumo. Además de los propios controles de los productores, los inspectores veterinarios, dependientes de la administración, son los encargados de comprobar r que los alimentos son seguros para su consumo.
Por último, hace poco Inprovo presentó ‘Los juegos del huevo’. ¿En qué consiste esta campaña?, ¿cuáles son los retos a los que se enfrenta el sector?
Es una iniciativa pionera que hemos llevado a cabo desde las organizaciones sectoriales del huevo en España (Inprovo), Francia (Snipo) y Hungría (PPB), que se desarrollará durante los próximos tres años.
Para ello, hemos diseñado distintas estrategias digitales basadas en la gamificación, porque entendemos que es la forma más novedosa y eficaz para llegar al público objetivo de la campaña, como son la generación Z, las familias con hijos, los hogares jóvenes y sin hijos y, que son los tres grupos de población que menos huevos consumen.
Nuestro objetivo con esta campaña es trasladar a la opinión pública las bondades del huevo europeo. Queremos dar toda la información necesaria a los ciudadanos, para que elijan el tipo de huevo que quieren incluir en su dieta, que conozcan cómo es el Modelo Europeo de Producción agroalimentaria, y poner en valor el papel que realizan los profesionales del sector, que dedican su esfuerzo diario para ofrecer al consumidor europeo lo que demanda: el mejor huevo posible.
Retos del sector
En cuanto a nuestros principales retos, desde Inprovo seguiremos trabajando por defender los intereses de la avicultura de puesta en nuestro país, y por promover la modernización y la competitividad del sector español del huevo, así como su profesionalización, algo fundamental para hacer frente al futuro que tenemos por delante. Queremos poner especial atención a la innovación, tanto de producto como en aspectos relacionados con la sostenibilidad, gestión de residuos, mejora de la eficiencia del uso de recursos, etc..
La transición hacia el modelo sin jaulas, el aumento de los costes de producción, la estabilización de los precios, el refuerzo de los protocolos de bioseguridad o los nuevos estándares de bienestar animal, son algunos de los grandes desafíos a los que tendremos que enfrentarnos, y que afrontamos con determinación y optimismo.
También seguiremos dando continuidad a nuestra apuesta por la comunicación, la transparencia del mercado y el fomento de la investigación y la innovación, con una nueva extensión de norma que pondremos en marcha en los próximos meses, y que nos permitirá seguir construyendo una percepción positiva del huevo y los ovoproductos entre los diferentes públicos de interés durante los próximos cuatro años.
Y sobre todo, seguiremos trabajando para poder ofrecer a los españoles una oferta de huevos y ovoproductos de calidad, que den respuesta a las demandas de un consumidor cada vez más exigente, y contribuir a la mejora de la alimentación de la población, gracias a un alimento sano, natural, versátil y sostenible.