Euroganadería

Fertilización más 'inteligente' y sostenible en la UE

Ricardo Migueláñez

El Parlamento Europeo adoptó el pasado 27 de marzo una resolución legislativa sobre la propuesta de Reglamento, por el que se establecen disposiciones relativas a la comercialización de los productos fertilizantes en el mercado comunitario. Es un paso más en la intención de la Unión Europea y de los Estados miembros de ir hacia una fertilización de precisión, más racional e “inteligente” de nuestros suelos, limitando su contaminación y la emisión de gases contaminantes a la atmósfera, principalmente el amoniaco.

Los fertilizantes que lleven el marco “CE” o “UE” deben cumplir con una serie de requisitos y de condiciones para contar con libertad de circulación en el mercado interno comunitario, como niveles máximos obligatorios para contaminantes; empleo de categorías de materiales componentes definidas y requisitos de etiquetado.

El texto permitirá armonizar la legislación comunitaria en esta materia, lo que no es poco, de acuerdo al compromiso político alcanzado ya en noviembre pasado y, en concreto, fijar criterios comunes para los denominados abonos “ecológicos”, procedentes de materiales orgánicos de origen vegetal o animal, con el fin de fomentar su producción y comercialización.

También impondrá en toda la Unión Europea un límite de 60 mg/kg de abono fosfatado para el cadmio (Cd, metal pesado) a lo largo de tres años, frente a los actuales 90 mg/kg, con una cláusula de revisión de este límite a los siete años de la entrada en vigor del reglamento.

Este era uno de los puntos que más preocupaban al propio sector y la Eurocámara inicialmente había propuesto una reducción progresiva para llegar hasta solo 20 mg/kg de fertilizante fosfatado en dieciséis años.

Puede decirse que la iniciativa se enmarca igualmente dentro de las bases de la futura Política Agraria Común (PAC) post 2020, que persigue el objetivo de dar apoyos adicionales a una actividad agrícola que sea medioambientalmente más sostenible, a través del sistema de “eco-esquemas”, que van más allá en su exigencia que la condicionalidad obligatoria.

En esta línea, el texto incluye la posibilidad de incluir una etiqueta voluntaria en los fertilizantes fosfatados que indique su “bajo contenido de cadmio (Cd)” o similar o una representación visual a tal efecto para el producto fertilizante que tenga un contenido de cadmio inferior a los 20 mg/kilo de abono fosfatado.

Al igual, se darán incentivos financieros para el desarrollo de tecnologías que eliminen el cadmio y para gestionar los desechos peligrosos que contengan en exceso este metal pesado.

Fertilizantes orgánicos

A la vez que se actúa en este sentido, el futuro reglamento de fertilizantes, que sustituirá a la norma de 2003, tratará de impulsar el uso de fertilizantes orgánicos a partir de residuos animales o vegetales, dado que hasta ahora la regulación cubría principalmente a los insumos convencionales, procedentes de minas o producidos químicamente.

De hecho, incluye a todos los tipos de fertilizantes (minerales, orgánicos, enmiendas del suelo, medios de cultivo..., etc.) y promueve un mayor uso de “materiales reciclados”, así los denomina, para producir fertilizantes, contribuyendo al desarrollo de la economía circular y a reducir la fuerte dependencia de nutrientes importados de países terceros.

Además, pretende facilitar el acceso al mercado de los fertilizantes orgánicos innovadores, que permitirían a los agricultores y consumidores contar con una opción de consumo mucho más amplia, al mismo tiempo que contribuiría a promover la innovación “verde” y al establecimiento de criterios de calidad, seguridad y de defensa medioambiental a nivel comunitario para los fertilizantes “UE”, aquellos que pueden comercializarse en todo el mercado único comunitario.

Las nuevas normas ya fueron consensuadas entre los Estados miembros y el PE a finales de la anterior presidencia austriaca del Consejo de la UE. Entonces, la ministra federal de Sostenibilidad y Turismo de Austria, Elisabeth Köstinger, declaraba que el nuevo reglamento permitirá  introducir en el mercado una gran variedad de fertilizantes innovadores y más respetuosos con el medio ambiente, en beneficio de fabricantes, agricultores y consumidores de productos agrícolas, ya que aumentará la productividad agrícola y permitirá la presencia de suelos menos contaminados.

Gestión de nutrientes

Recientemente, como parte de las nuevas propuestas de la PAC post 2020, la Comisión Europea informó de una nueva herramienta informática para ayudar a los agricultores a administrar el uso de nutrientes en su explotación agraria.

Denominada FaST (herramienta de sostenibilidad de la explotación para los nutrientes), se propuso en el marco de la Buenas Prácticas Agrícolas y Medioambientales (GAEC), con objetivo de facilitar un uso sostenible de los fertilizantes para todos los agricultores de la UE, al tiempo que aumentaba la digitalización del sector agrícola.

Esta herramienta digital gratuita (https://ec.europa.eu/info/sites/info/files/food-farming-fisheries/news/video/using_fast.mp4) proporcionará automáticamente información sobre las parcelas seleccionadas, incluidos los cultivos, el número de animales en la explotación y la cantidad de estiércol que generan.

También dispondrá de datos sobre el suelo, la proximidad de las áreas protegidas y los límites legales sobre el uso de nutrientes. Será accesible a través de móviles, PC o tabletas y el usuario puede aceptar o editar los datos proporcionados.

A partir de esos datos, el FaST propondrá un plan de gestión de nutrientes, a través de recomendaciones personalizadas sobre la fertilización de los cultivos de la explotación agrícola seleccionada.

Además de que su uso pretende contribuir a la reducción de las emisiones de gases de efecto  invernadero y a la fuga de nutrientes en las aguas subterráneas y los ríos, esperándose resultados positivos para la calidad del agua y de los suelos, también tendrá sentido desde una perspectiva agronómica, puesto que ayudará a aumentar el rendimiento de los cultivos, a ver si se produce una fertilización excesiva, insuficiente o deficiente y actuar, en su caso, sobre el uso más eficaz y eficiente de los nutrientes.

El objetivo de la CE es acompañar el diseño del FaST, brindando apoyo con los requisitos de almacenamiento y procesamiento de datos. Las funcionalidades y servicios de esta plataforma común serán “personalizados” y completados en cada país de la UE para garantizar que esta herramienta se adapta a las condiciones locales, aprovecha los conocimientos existentes en este ámbito y proporciona los beneficios económicos y ambientales deseados.

Reducción  de emisiones

Por otra parte, algunos Estados miembros de la UE están llevando a cabo iniciativas para reducir las emisiones de amoniaco procedente de la fertilización mineral. La Directiva CE 2016/2284 establece ya límites de reducción para cada Estado miembro en el horizonte 2030.

Por ejemplo, en Francia, donde las emisiones de amoniaco a la atmósfera aumentaron un 6,7% entre 2005 y 2016 por el efecto de la sustitución de los nitratos amónicos por fertilizantes con nitrógeno ureico, urea y otros, con un potencial emisor contaminante más elevado, se están fomentando y desarrollando, a través del Centro Técnico Interprofesional de Estudios de la Polución Atmosférica (Citepa) y en colaboración con la industria de fertilizantes (UNIFA), técnicas de reducción y prácticas de cultivo, como el enterramiento, o la utilización de inhibidores.

En Reino Unido, donde la aplicación de fertilizantes y de estiércoles supone el 23-25% del total de las emisiones del sector agrario, se han elaborado también medidas para lograr disminuir las emisiones de amoniaco en el periodo 2020-2030, como cubrir los almacenes de lodo y digestato, o usa bolsas de lodo; utilizar técnicas de esparcimiento (inyección, manguera de arrastre, zapata de arrastre) que reduzcan las emisiones; incorporar el estiércol en suelos desnudos durante las 12 horas posteriores al esparcimiento; aumentar el uso de nitratos, frente a la urea para reducir las emisiones o bien inyectar la urea en el suelo con un inhibidor de la ureasa.

En Alemania, se ha propuesto un plan con varias medidas para aliviar la necesidad de reducir un 20% de la fertilización nitrogenada a mediados de 2020,  que ha suscitado las protestas de agricultores y ganaderos, que lo ven demasiado drástico para la actividad productiva. Entre éstas, diferenciar las zonas sensibles a nitrógeno y fósforo para actuar sobre las mismas y no con carácter general; apoyar la inversión de depósitos, maquinaria y equipos que reduzcan las emisiones de estiércol; determinar con mayor precisión la cantidad de nutrientes aplicados; apoyar el crecimiento cualitativo de la cabaña ganadera; medidas agroambientales, así como recomendaciones de alimentación al ganado para reducir el fósforo y el nitrógeno en sus excreciones.

En España, El MAPA ultimaba en estos meses un paquete de medidas destinadas a la gestión integral de los estiércoles y purines, que contribuirá a la mejora medioambiental, social y económica, sin que suponga un sobrecoste añadido en la actividad productiva y que a la vez contribuyan a disminuir los costes en fertilización agraria y, en algunos casos, poder ser utilizados como fuente de energía.

Estas medidas inciden, a la vez, en los proyectos normativos sobre ordenación de granjas porcinas, de vacuno y avícolas, y sobre nutrición sostenible de los suelos agrícolas, más respetuosos con el medio ambiente. Esta última disposición regulará más concretamente la utilización de todos los aportes que el agricultor pueda hacer a los cultivos, de manera que permita aumentar la productividad de los suelos agrícolas, al tiempo que se disminuye el impacto ambiental en la aplicación de los fertilizantes, mediante la reducción de emisiones de amoniaco y el aumento del contenido de materia orgánica del suelo para contribuir a luchar contra el cambio climático.

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