Nuria María Arribas. Directora gerente de INLAC
La pandemia del COVID-19 ha ocasionado y lo sigue haciendo enormes repercusiones sanitarias y económicas para toda la sociedad y sectores productivos. Ganaderos, cooperativas e industrias lácteas se han volcado durante todo el período para garantizar el abastecimiento de leche y derivados lácteos a los ciudadanos, conscientes de que se trata de productos de primera necesidad, vitales para la salud y para cubrir las necesidades nutricionales de la población. Hemos sido un sector solidario con los más desfavorecidos, ya que nuestro sector ha articulado donaciones a hospitales, bancos de alimentos, centros benéficos y comedores sociales durante la pandemia.
El impacto económico ha sido enorme para todos durante los últimos meses. Durante el confinamiento y después. En nuestro caso, los profesionales han soportado sobrecostes en prevención y seguridad, problemas logísticos, de transporte y de mercado, volatilidad y escaso valor de venta, para remunerar adecuadamente a los distintos agentes de la cadena de valor, especialmente los ganaderos como primer eslabón, y el más débil.
En el lado de la comercialización, las estadísticas oficiales muestran que determinadas categorías de alimentos, como leche y derivados, se han comprado más, aunque estas subidas no compensa la drástica pérdida de ventas que antes se realizaba en el canal Horeca. Más tarde, la demanda se ha estabilizado o incluso desciende ligeramente.
El último análisis de consumo alimentario del 27 de abril al 3 de mayo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación muestra, por ejemplo, que el consumo de la rúbrica “leche y derivados lácteos” en los hogares españoles cayó un 0,5 % respecto a la semana anterior, aunque repunta un 13,7 % si se compara con el mismo período de 2019. Sin embargo, el sector soporta una fortísima caída del canal Horeca debido al duro impacto de la crisis en restaurantes y hoteles, muchos de ellos cerrados o con poca actividad, y a la pérdida de millones de turistas extranjeros que compraban lácteos en supermercados o lo consumían en sus alojamientos o bares. La floja temporada turística no ha hecho sino ahondar en la crisis de demanda en este canal.
Pese al duro revés que ha provocado el COVID 19 en el país, el sector lácteo afronta unido el desarrollo de acciones que lo hagan más fuerte, eficiente y competitivo. Seguiremos impulsando medidas vinculadas a la I+D+i, bienestar animal, protección del medio ambiente, la vertebración sectorial, transparencia de mercado, apoyo a ganaderos, cooperativas e industrias y de lucha contra la desinformación. Así pues, no nos quedaremos parados ante los bulos y fakenews que proliferan, en buena parte promovidos por colectivos que se denominan “veganos”, y ponen en duda, sin rigor, los beneficios científicamente demostrados de los productos lácteos, o que confunden al consumidor para promover las bebidas vegetales.
Entre nuestras prioridades, promover el consumo e informar sobre el valor de la leche y los productos lácteos de origen nacional, a través de campañas que se están llevando a cabo en la interprofesional como son “3 Lácteos al Día” y “Generación Láctea” así como una nueva iniciativa, para dar a conocer la gran variedad de quesos que existen en España y que tienen un enorme potencial de mercado. También trabajamos para reconocer al conjunto del sector, valorizando su trabajo, su compromiso con el medio ambiente, el bienestar animal, la sostenibilidad, la lucha contra el despoblamiento rural, etc. y transmitir al consumidor la importancia del trabajo que realizan para poner en la mesa estos productos de gran calidad.