Francisco Martínez Arroyo. Consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, en la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha
Antes de comenzar quiero agradecer todas las muestras de cariño recibidas a lo largo de este tiempo que motivos médicos me han mantenido alejado del blog. Lo retomo hoy y creo que no hay mejor forma de hacerlo que a través de una entrada dedicada a lo que considero debe ser el proyecto de trabajo para los próximos años o por decirlo de alguna manera, para la próxima legislatura. En las próximas líneas desarrollaré los grandes ejes de trabajo que marcarán los asuntos competentes en la Consejería que tengo la responsabilidad de dirigir, aunque creo que son temas de interés para el sector agroalimentario y el medio rural en toda España.
Reparto las ideas en tres bloques, agroalimentación, diversificación económica en el medio rural y política de agua.
En relación al sector agroalimentario cinco ejes de actuación prioritarios:
El relevo generacional. Es una de las líneas principales en las que he basado mi actividad como consejero en los últimos 7 años y medio y es hora de ahondar en lo que hemos hecho hasta ahora, aumentando la flexibilidad para que más jóvenes puedan incorporarse al sector, tanto a la agricultura y a la ganadería como a la transformación de sus productos, cuestión que hay que reflejar de manera expresa. Hay un nicho de mercado en el que creo que no se está trabajando suficientemente. Desde luego debemos avanzar en facilitar el cumplimiento de los requisitos y en promocionar y difundir este tipo de iniciativas que avanzan en el relevo generacional del campo.
La lucha por la igualdad. El pasado 21 de noviembre de 2019 las Cortes de Castilla-La Mancha aprobaron el Estatuto de las Mujeres Rurales que, por primera vez, establecía por ley la búsqueda de la igualdad específicamente en nuestro medio rural. Esta norma marcaba, entre otras cuestiones, que, para obtener ayudas públicas, las asociaciones u organizaciones profesionales, empresariales o de otra índole que operaran en el ámbito agrario deberían contar entre los miembros de sus órganos de dirección con, al menos, un 40% de mujeres. Podemos decir que ha sido un éxito y que ya se cumple en la práctica totalidad de estas organizaciones (recordar que todavía tendrían hasta finales de 2023 para cumplir este requisito). Sin embargo, somos muy conscientes de que quien no apuesta no camina y ahora toca avanzar para que este requiso implique también a las empresas, por ejemplo, para recibir las ayudas del fomento de la calidad agroalimentaria, que en Castilla-La Mancha denominamos FOCAL. Creo que es una cuestión importante que nos permitirá volver a ser pioneros y abanderar la lucha por la igualdad en el medio rural.
La promoción de nuestros alimentos. La marca de calidad Campo y Alma ha nacido de nuestra apuesta clara por el fomento de la calidad alimentaria. Es fundamental dar a conocer nuestra marca, que recoge lo mejor de nuestra tierra de la mano de sus figuras de calidad (Denominaciones de Origen -DO- e Indicaciones Geográficas Protegidas -IGP-). Esta es la clave, ya que son los alimentos de calidad los que nos van a diferenciar respecto a los productos de otros lugares que van a venir en grandes cantidades y con los que es muy difícil competir si no se apuesta de manera decidida por la calidad.
La integración comercial. Para Castilla-La Mancha es clave contar con un sector agroalimentario potente que garantice las inversiones en nuestro territorio, y para eso necesitamos aumentar el tamaño de nuestras empresas, sobre todo en nuestras empresas cooperativas. Sin duda resulta fundamental en sectores clave de nuestra economía rural, como pueden ser el aceite o el vino principalmente, pero también otros más novedosos como el pistacho o la almendra por citar un par de ejemplos. El futuro pasa por empresas fuertes capaces de competir en un mercado cada vez más complicado, y aquí será clave la apuesta por el compromiso con la integración comercial, especialmente entre las cooperativas.
El regadío. Resulta fundamental contar con agua en la agricultura, la ganadería y la agroalimentación y esto pasa, sin lugar a dudas, por la apuesta por más inversión en regadío y por la creación de comunidades de regantes que sean capaces de funcionar de forma autónoma y con planteamiento colectivo; que puedan beneficiarse de los fondos que pondremos a su disposición en los próximos años. El uso eficiente del agua es clave para garantizar el futuro del sector.
En segundo lugar, quiero referirme a la parte más estricta del Desarrollo Rural, entendido como diversificación de la actividad económica. Aquí es clave reforzar la autonomía de los Grupos de Desarrollo Rural. Lo estamos haciendo ya y lo vamos a hacer más en esta nueva selección de Grupos, que va a marcar la línea de trabajo para los próximos años en el nuevo periodo de programación 2023-2027. Hay que mantener el trabajo que se está haciendo, reforzar la autonomía y mejorar el efecto en la creación de empleo y en la verdadera diversificación de la actividad económica en el medio rural. Sin embargo, el éxito de lo que denominamos iniciativa o metodología LEADER dependerá de nuestra capacidad para aumentar la evaluación de datos y el análisis de lo que sucede en su seno. Como compromiso para este nuevo periodo, vamos a lanzar una medida que considero va a ser clave: la figura del Emprendedor Rural. Ya contamos con una medida similar para la incorporación de jóvenes a la agricultura y la ganadería y queremos extender este éxito al resto de sectores del medio rural.
Por último, el agua. Se trata de un elemento clave en el desarrollo de nuestro medio rural. Más allá del uso para regadío del que ya he hablado, debemos trabajar para hacer más inversiones en su gestión diaria. Por ejemplo, en cuanto al abastecimiento es necesario, y muy urgente, la mejora de las redes para aumentar la eficiencia del agua, pero también aumentar la gestión de los municipios por parte de la Agencia del Agua de Castilla-La Mancha; desplegar todo el potencial de la tubería a la Llanura Manchega, aumentando los municipios que se van a beneficiar de esta infraestructura, que nace para ser clave para nuestro futuro; y garantizar el abastecimiento y el desarrollo de los municipios ribereños en el Alto Tajo.
En relación a la otra cara de la moneda, la depuración, debemos seguir aplicando el Plan de Depuración, que prevé la inversión de 600 millones de euros. Esta es una cuestión clave porque nos permite aumentar la eficiencia del agua que, en algunos casos, puede incluso llegar a reutilizarse y multiplicar sus usos. No podemos verlo solo como una imposición de la normativa europea para cumplir requerimientos ambientales, sino que será una apuesta para garantizar la depuración de todas nuestras aguas y el desarrollo de sus futuros usos.
En definitiva, algunas ideas sobre las que debe pivotar el futuro más inmediato de nuestro campo y nuestros pueblos.