Santiago Martínez, presidente de la Federación de Cooperativas Agrarias de Murcia (Fecoam)
La valoración que desde las cooperativas agrarias y ganaderas de la Región de Murcia debemos hacer de la campaña 2022-2023 pone el acento en la situación de incertidumbre que, una vez más, queda el sector agroalimentario.
Una campaña que ha estado marcada, de forma generalizada, por las incidencias climatológicas adversas y el incremento de los costes de producción, que han afectado a todos los sectores.
La sequía que ha padecido toda España, pero que ha afectado con especial virulencia a la Región de Murcia, unido a lluvias persistentes puntuales en mayo, junto con el granizo, las olas de calor y el viento, han dejado unas mermas productivas muy significativas en los distintos sectores, generando unas pérdidas de rentabilidad intensas en determinados momentos de la campaña.
Por otro lado, padecemos de forma continuada a lo largo de varias campañas la subida de los costes en los insumos, en las materias primas, los trámites de producción, el envasado, combustibles, fertilizantes o la energía, entre otros. Estos incrementos, que no tienen una traducción fácil en los precios de venta, han dejado al sector agrícola y ganadero en una situación de seria dificultad para rentabilizar las producciones, además de dificultar en gran medida el mantenimiento de animales en el caso de las cooperativas ganaderas.
De forma histórica, no solo en esta campaña pasada, nos ha preocupado y nos sigue preocupando y mucho el agua, en una región donde somos referente internacional en su depuración y reutilización, porque sabemos la importancia que tiene cada gota, y en donde seguiremos insistiendo que, junto con la agricultura, deje de ser un arma arrojadiza política.
A todas estas cuestiones debemos sumarle las incomprensibles restricciones en el uso de productos fitosanitarios y de antibióticos para ganado, sin alternativas viables y efectivas, además de las restricciones que se avecinan para el transporte de ganado, trámites administrativos de difícil justificación y la falta de mano de obra. Todo ello hará que de manera irremediable se incremente el precio de los alimentos.
Pero es aquí donde debemos resaltar el papel del cooperativismo no solo en el mundo rural, tanto en la agricultura como en la ganadería, sino también en toda la sociedad. Las cooperativas somos vertebradoras del territorio, motor de empleo y creadoras de riqueza local. Un cooperativismo agrario el cual, a pesar de todos los retos a los que se enfrenta, vela por la alimentación de toda la sociedad, produciendo, transformando y comercializando alimentos de máxima calidad, seguros y respetuosos con el medio ambiente, a través de una gestión eficiente. Unos productos cultivados con valores y principios como igualdad, honradez, experiencia e integridad, siempre anteponiendo a las personas ante el beneficio empresarial.
El modelo cooperativo como respuesta contra el cierre paulatino de explotaciones, el escaso relevo generacional y el despoblamiento progresivo de las zonas rurales, y su importancia en el sector agroalimentario como pilar de desarrollo para toda la sociedad.
Un papel estratégico el que ejerce el movimiento cooperativo, no solo desarrollado en el pasado y que continua en el presente, sino también en el futuro. Un sector fundamental, y que como tal debe ser reconocido por las distintas administraciones en todos los niveles.
Es necesario que, desde la Administración local, regional y nacional, todas ellas, se impliquen en este sector clave como es el cooperativismo agroalimentario, generando las circunstancias y oportunidades necesarias para incorporar los jóvenes a un modelo que ha demostrado ser rentable, competitivo, profesionalizado y que contribuye a la sostenibilidad.
Las cooperativas de la Región de Murcia seguiremos insistiendo y trabajando en pos del desarrollo agrario, del aumento de la competitividad y la excelencia de todo el sector. Porque estamos convencidos que el futuro se construye avanzando juntos, trabajando juntos.