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Notas para la agricultura familiar en Castilla-La Mancha

Castilla-La Mancha es una región muy representativa de la heterogeneidad física y social de nuestro país, cerca de 80.000 kilómetros cuadrados, lo que la convierte en la tercera región española en términos de superficie, solo por detrás de Castilla y León y Andalucía. Y, como ellas, es una potencia agroalimentaria extraordinaria. Es además la Comunidad Autónoma en la que el peso del sector en la economía es más alto, más del 18% del PIB. Y el crecimiento se muestra imparable, teniendo en cuenta que hace apenas 8 años, su contribución a la riqueza regional era de un 12%.

La fortaleza del sector se asienta en un modelo de agricultura y ganadería familiares, que hay que preservar y potenciar. Unas 130.000 explotaciones, con distintas orientaciones, tamaños y competitividad recorren de punta a cabo el medio rural de Castilla–La Mancha. De ellas, algo menos de 100.000 son perceptores de las ayudas de la PAC, destacando el número de explotaciones de olivar y de viñedo, unos 80.000 propietarios en los dos casos.

Por supuesto, la transformación de las materias primas agrícolas y ganaderas en el medio rural de la región, por parte de cooperativas, 485, e industrias agroalimentarias particulares, muchas de ellas, la gran mayoría, PYMES, es también imprescindible para seguir mejorando las cifras del sector y el desarrollo de nuestro medio rural.

Sin duda el modelo agrario de Castilla-La Mancha es el de las explotaciones familiares. Muchas de ellas, profesionales. Una de las características de estas explotaciones es que no se deslocalizan, son un modelo de negocio muy fiel al territorio, asentando población en los pueblos de la región y generando el progreso necesario para el crecimiento de la economía. Es un modelo que, además, reparte mejor la riqueza que genera, posibilitando el desarrollo, sostenible, de otros sectores de la economía en los municipios rurales.

La aprobación reciente de la Ley de Agricultura Familiar viene a apuntalar este modelo de agricultura. Lo hace a través de la obligatoriedad, a partir de ahora, de priorizar las explotaciones familiares en la concesión de todas las ayudas de la Consejería, e incrementando además las cuantías de las mismas. También se crea, por primera vez en Castilla–La Mancha, un banco público de tierras, que se nutre con la superficie que estaba, hasta ahora, en poder de las desaparecidas cámaras agrarias provinciales, algo más de 5.000 hectáreas. Este banco público permitirá, por ejemplo, la incorporación de jóvenes a la agricultura y la ganadería a pesar de no disponer de tierra o no alcanzar una superficie mínima.

También, medidas como impulsar el relevo generacional con ayudas públicas, fundamental desde 2015, garantizando recursos suficientes para todos los jóvenes que se incorporan a la agricultura o la ganadería en Castilla-La Mancha, la prioridad en el Programa de Desarrollo Rural para los planes de mejora de sus explotaciones presentados por los profesionales, la reforma de la Ley del Estatuto de las Mujeres Rurales, para reforzar la presencia y la capacidad de decisión de las mujeres en el tejido empresarial agroalimentario, o el impulso a las inversiones en regadíos para mejorar la eficiencia en el uso del agua, y consecuentemente, la rentabilidad de las explotaciones agrarias en la región, constituyen la estructura básica del modelo agrario de Castilla-La Mancha, y las líneas básicas de trabajo para los próximos cuatro años.

Y en la coyuntura actual, marcada por la sequía de los primeros cuatro meses de este año 2023, la flexibilización de los requisitos del primer pilar de la PAC y de las ayudas del Programa de Desarrollo Rural o la puesta en marcha de una línea de ayuda que se puede pedir en la PAC hsta el día 30 de este mes, para los agricultores profesionales de secano, 44,5 millones de euros, hasta 4.000 euros por explotación, son ejemplo de la prioridad que concede el gobierno regional a este sector.

La planificación de las políticas estructurales y la reacción rápida a las coyunturas desfavorables son la clave para que el sector siga creciendo y haga crecer, a su vez, a Castilla-La Mancha.

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