Euroganadería
Está viendo:

Seguro agrario: respaldo frente a la incertidumbre

Sergio de Andrés. Director de Producción y Comunicación de Agroseguro.

Destacar la imprevisibilidad de la climatología es ya una obviedad, aunque cada año se guarda su pequeño catálogo de sorpresas inesperadas, casi todas negativas. A diferencia del verano de 2021, las tormentas de pedrisco han guardado cierto respeto a nuestros agricultores durante los meses de julio y agosto (se han producido de manera puntual, y no con los vendavales de piedra y lluvia que sufrimos el pasado año en gran parte de la Península, y muy especialmente en Castilla-La Mancha). En cambio, esa estabilidad atmosférica no ha derivado –en absoluto- en buenas noticias para nuestro campo, ya que la combinación de falta de precipitaciones, altas temperaturas y golpes de calor, ha provocado siniestros graves y el terrible regreso de la sequía.

Sus daños han sido evidentes, aunque no masivos, gracias a las sucesivas tormentas que descargaron en marzo en buena parte del centro peninsular y a las lluvias puntuales que se registraron a posteriori. La suma de ambas no ha sido suficiente para aliviar embalses y ríos, pero sí han dado un pequeño respiro a producciones agrícolas cuyo desarrollo coincide con la primavera. Así, los cultivos herbáceos extensivos (y en especial el cereal de invierno) han sufrido daños que superan los 80 millones de euros en indemnizaciones, con más de 1,1 millones de hectáreas siniestradas. Son cifras muy similares a la sequía registrada en 2019, pero alejadas de 2017, cuando la ausencia de precipitaciones durante todo el primer semestre provocó daños masivos en toda la producción de cereal.

Pero hay que tener en cuenta que las producciones cuyo desarrollo coincide con los meses de verano también están acusado esa falta de lluvias, los golpes de calor y altas temperaturas. Aún no es posible calcular la repercusión económica de los daños en viñedo, olivar o girasol, al encontrarse en plena o próxima a la etapa de recolección y vendimia, aunque somos conscientes de que –en breve plazo de tiempo- estaremos evaluando y gestionando de nuevo cifras muy altas de indemnización. Así, y si nada lo impide, 2022 terminará como el año de mayor siniestralidad de la historia del seguro agrario en España.

De cara al próximo año, los cerealistas se enfrentan a una nueva campaña con la incertidumbre del clima y, además, con las consecuencias económicas derivadas del conflicto bélico entre Ucrania y Rusia. La noticia positiva para el sector es que la evolución actual de los precios y las previsiones de los mercados para 2023 se ha trasladado también al seguro, ya que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha aprobado, mediante una resolución de ENESA, un significativo aumento de los precios de los cultivos herbáceos a efectos del cálculo del capital asegurado y también del valor de una posible indemnización por siniestro. En concreto, se ha fijado un incremento en los cereales (40% en el caso del trigo duro, 25% para el trigo blando y la cebada y del 20% para el maíz), así como en la colza (50%), girasol (14%) y en leguminosas (alrededor del 5%). En las próximas semanas, además, comienza la suscripción del seguro de uva de vino, que también contempla un aumento de los precios, tanto para viñedos incluidos dentro de D.O. como para aquellos que no cuentan con esta certificación.

Además, ENESA ha aprobado el incremento en 10 puntos porcentuales de la subvención base para todas las pólizas de aquellas líneas de seguro que inician su suscripción hasta el 31 de agosto de 2023. Un incremento que, además, repercute muy positivamente en aquellas subvenciones autonómicas que se calculan a partir de la subvención base de ENESA. Y no debemos olvidar que, de manera reciente, el Consorcio de Compensación de Seguros ha adoptado un nuevo mecanismo para otorgar mayor protección por parte del reaseguro público, lo que fortalece la solvencia del seguro y evita la aplicación de importantes subidas en las pólizas de los asegurados.

No cabe duda de que estas novedades facilitan el acceso de los agricultores y ganaderos a la seguridad que ofrece el Sistema, y confirman la apuesta clara por el seguro agrario como la mejor herramienta de protección para las explotaciones agropecuarias.

Por todo ello, el año 2023 se presenta incierto de nuevo, sí. Aunque no más que los ejercicios anteriores. El contexto de cambio climático y el riesgo de sufrir graves fenómenos meteorológicos se mantendrá inalterable, pero dentro del sistema español de Seguros Agrarios seremos un año más expertos en adaptarnos a los graves siniestros que se produzcan, daremos la respuesta que sea necesaria y coordinaremos las tareas de evaluación de daños por grandes que sean. Pondremos nuestra experiencia y estabilidad para respaldar al sector primario, al igual que en todos los años precedentes.

<< volver

Mercolleida (en nueva ventana)
youtube (en nueva ventana)

Twitter@euroganaderia