Euroganadería

2023, mal año agrario pero récord de Renta Agraria

Ricardo Migueláñez. @Rmiguelanez

Quién lo iba decir, les voy a contar un cuento. Después de un año tan nefasto para el sector agrario español, debido a la sequía y a otras adversidades meteorológicas, y a la falta de agua suficiente para regadío en muchas zonas, que redujeron rendimientos y, por ende, volúmenes de producción en muchas de las producciones emblemáticas, como cereales, olivar, viñedo, algunos frutales, arroz o cítricos…se logró un récord de Renta Agraria.

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación lanzó el pasado viernes 15 de diciembre con una información que dejó a muchos boquiabiertos y con cara de sorpresa, porque vino a decir que, pese al mal (muy mal) año agrario, la Renta Agraria española aumentó un 11,1% respecto al año anterior.

Según la primera estimación de las Cuentas Económicas de la Agricultura (CEA de 2023), todo ello fue debido a una combinación estelar entre una importante subida de precios de algunas producciones y un descenso del gasto en consumos intermedios (gasto en insumos o medios de producción y de servicios).

No solo aumentó la Renta Agraria respecto a 2022, que tampoco fue un año “bueno”, sino que además marcó un nuevo récord de 31.931 millones de euros, que se logró también en el valor bruto de la Producción Agraria a precios básicos corrientes, con 65.081 millones de euros, debido al récord en el valor bruto de la Producción Animal, que fue de 27.685 millones de euros, un 16,3% más que un año antes, mientras que, por el contrario, el valor bruto de la Producción Vegetal registró un descenso del 3,4%, quedando en 35.741 millones de euros.

En un breve vistazo a las distintas producciones, la caída en un 3,4% del valor bruto de la Producción Vegetal fue debida a que las cantidades producidas bajaron un 11,7% en un año marcado por una primavera inusualmente seca y cálida en todo el país, destaca el MAPA.

Un descenso que no se vio compensado para el conjunto de los sectores productivos por un aumento de los precios percibidos por los agricultores que subieron un 9,4% en esta rama de la producción agraria en 2022.

Cereales, con una importante caída del 50% en valor por una sequía que redujo la cosecha casi un 35% y que, además, no fue compensada vía precios (-23,7%) que bajaron al compararse con los altos niveles alcanzados en 2022, fue uno de los sectores productivos más damnificados.

También destacó el descenso en valor bruto del aceite de oliva (-29,4%) en la campaña 2022/23, debido a la fuerte caída de una producción (-58,6%) insuficientemente compensada a pesar de la increíble subida de sus precios (+70,7%).

El valor bruto de la producción de vino y mosto bajó también un considerable 20%, debido a la corta cosecha registrada (-20,8%), tampoco compensada por el moderado incremento de los precios (+0,9%).

Por el contrario, el MAPA destacó el comportamiento más positivo que en 2022 del grupo de las frutas, con un valor bruto un 16,9% más alto que en el año anterior, gracias a la mejora de la cantidad producida (+3,6%) y a precios más altos (+12,9%), y de las hortalizas, con un aumento de su valor (+8,8%), a pesar de bajar ligeramente en volumen (-0,7%), debido al aumento de precios (+9,5%).

En la producción animal, el valor récord registrado (27.685 millones de euros) fue consecuencia exclusivamente de unos precios más altos (+16,3%) que de la cantidad producida (-2,5%), destacando el ganado porcino (+16,3%) y las aves (+6%), así como en productos animales la leche (+21,1%) y los huevos (+32,2%).

Más renta por ocupado

Como de récords se trata, la renta agraria a precios corrientes por Unidad de Trabajo Agrario (UTA), que es el realizado por un trabajador agrario a tiempo completo durante un año a precios corrientes, también marcó el suyo, llegando hasta los 39.535,4 euros por UTA, un 16,9% más que en 2022 y el mayor nivel nunca registrado por el sector, pulverizando el anterior de 2022, que quedó lejos en 33.808,5 euros/UTA, es decir, casi 5.730 euros/UTA menos.

Este dato, sin embargo, conlleva cierta “trampa”, porque se logró debido principalmente a una reducción en el número de UTAs, es decir de trabajadores en el campo, que se quedó a punto de marcar un nuevo récord, pero en este caso negativo, al bajar un 5% y en 42.600 UTAs, hasta 807.700 UTAs, la cifra más baja de la serie histórica (desde 1990), solo por detrás del dato de 2015 (año también de fuerte sequía) con 800.500 UTA y apenas un poco por delante del de 2014, con 810.000 UTAs.

En otros términos, el récord de renta agraria a precios corrientes por UTA se logró al bajar el número de ocupados en Agricultura. La “tarta” de la Renta Agraria global se repartió entre menos comensales, tocando más porción de la misma a cada uno.

También se logró un récord de renta agraria por UTA a precios reales o constantes, tras deflactar el PIB del sector (el efecto inflacionista), que subió un 5,3% durante este año, quedando en 369,5% respecto al año base de 1990=100,0%. Esta renta agraria “real” por UTA se estimó en 16.278,8 euros/UTA, un 11,1% más que en 2022, superando el récord anterior, alcanzado en 2016, cuando llegó a 16.224,5 euros/UTA.

Tantos récords en un año que también marcó un récord de siniestralidad en el campo español, con indemnizaciones récord para compensar las pérdidas de los asegurados y con ayudas extraordinarias estatales y de la UE por la sequía y el incremento de costes por la guerra en Ucrania, y que se dieron o se darán a muchos sectores (ganadería extensiva, fruta de hueso y de pepita, frutos secos, cítricos, cultivos herbáceos extensivos…etc.) dan mucho que pensar y sería un buen ejemplo a investigar por los estudiosos de la macroeconomía en la Universidad.

Menos gasto en insumos

Es verdad que si ingresas más por precio y gastas menos por costes en medios de producción y servicios, el resultado final es más positivo que al contrario. Según esta primera estimación del Ministerio de Agricultura, que no es baladí, porque utiliza un método científico-estadístico convalidado por la Oficina de Estadística de la UE (Eurostat) igual para todos los Estados miembros, el gasto corriente en consumos intermedios (insumos, “inputs”, medios de producción y servicios) en este año fue de 32.155,1 millones de euros, inferior en un 4,6% y en 1.568 millones al récord de 2022 (33.723,1 millones, tras la revisión del dato en octubre de este año), gracias principalmente a los descensos en el gasto en energía y lubricantes (-32,2%); fertilizantes y enmiendas (-13,6%) y piensos (-2%).

Este descenso en el gasto (o inversión) en insumos y servicios agrarios se debe más que a la cantidad, que baja también en algunos productos, al  precio de los mismos. En un ejercicio de “honestidad” que se agradece, el MAPA apunta en una especie de postdata que “los precios de adquisición de algunos de estos inputs se ha ponderado a la baja (es decir, se han reducido) por la incorporación de las ayudas excepcionales al gasoil y los fertilizantes en el marco de las ayudas implementadas por los Reales Decretos 20/2022 y 5/2023.” En otros términos, estos insumos se han reducido estadísticamente de precio más de lo que realmente lo han hecho, al descontarles esas ayudas.

Más subvenciones

Tampoco hay que olvidarse de las subvenciones al sector agrario, que también cuentan para establecer la Renta Agraria final.  El MAPA estima que en 2023, estas subvenciones se situaron en un total de 7.154,9 millones de euros. Una cifra que incluye, por un lado, 866,7 millones de euros a los productos que, no hay que olvidar, se incorporan directamente al valor bruto de las distintas producciones agrarias beneficiadas y, por otro, unos 6.287,2 millones a “otras subvenciones”, en las que se incluyen la totalidad de los ayudas directas de la PAC u otras contabilizadas, pero que el MAPA aún no desglosa.

Al final, si se mezclan todos estos datos en una coctelera y agitamos, el resultado final que se obtiene, se quiera o no, es un récord de renta agraria total y por ocupado agrario a tiempo completo en un año, en términos corrientes y en términos constantes o reales, que no deja de ser sorprender.

El ministro de Agricultura, Luis Planas valoró ese aumento del 11,1 % de la Renta Agraria en 2023, explicando que era debido a la subida de los precios, pero también al descenso de los costes de producción. Planas no desaprovechó esta ocasión para transmitir su explicación sobre los datos, al señalar que el dato de Renta Agraria “muestra una fotografía de conjunto tremendamente positiva para el sector", aunque a la vez quiso dejar claro también que “se trata de cifras macroeconómicas que, evidentemente, son muy diferentes en función de los sectores y del tipo de explotación.”

El ministro concluyó a término con que “es simplemente un dato estadístico, que confirma lo que estábamos previendo a este respecto desde el Ministerio, lo que no quita que tengamos que aprobar, como hemos hecho, ayudas específicas y apoyos para sectores que están en dificultades en el contexto actual.”

En definitiva, habrá que ver cómo, tras estos datos macro, que tienen un porcentaje importante de letra pequeña, se defiende luego la “mala situación del campo español”, que es muy real y no un invento, si se tienen que solicitar medidas de apoyo extraordinarias en Bruselas.

España, el segundo mejor de la UE. Datos preliminares para 2023 de las Cuentas Económicas de la Agricultura), elaborados por Eurostat a partir de las cifras comunicadas por los Estados miembros, señalan que la renta a precios constantes (descontada la inflación) por ocupado agrario a tiempo completo en la Unión Europa habría disminuido un 6,6%, tras su crecimiento en 2021 y 2022. Una desaceleración debida a que disminuyó un 7,9% el valor real de los ingresos de la actividad de producción agraria y un 1,4% el número de ocupados.

La mayoría de los países (19 de 26, porque Francia no aportó aún datos, lo que rebaja la firmeza de estos datos, al ser este país uno de los más importantes a nivel agrícola) registraron una menor renta agraria real (productividad) por ocupado, con fuertes descensos en algunos países, como Estonia (-57,9%), Suecia (-31,7%), Irlanda (-20,3%), Lituania (-30,2%) o Bulgaria (-28,6%). Otros 7 Estados miembros, en cambio, habrían logrado mejores resultados que en 2022: Bélgica (+31%), España (+11,1%), Portugal (+9,9%), Hungría (+5,5%), Italia (+4,2%), Malta (+3,3%) y Eslovenia (+0,3%), debido a menores precios de insumos clave (fertilizantes, energía…) que en el año anterior, en combinación con un aumento de precios en productos en los que están especializados (aceite de oliva, porcino, patata…) por la reducción de la oferta y la inflación provocada por unos costes más altos.

<< volver

Mercolleida (en nueva ventana)
youtube (en nueva ventana)

Twitter@euroganaderia