En la tarde del viernes 28 de junio se informó sobre la conclusión, casi 20 años después de iniciarse, de las negociaciones entre la Comisión Europea, en nombre de la UE, y el bloque comercial de Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) del Acuerdo Comercial, en las que España ha tenido un papel clave a favor en su última etapa, a partir de 2014.
Ambas partes reaccionaron con cierto regocijo ante un Acuerdo de máxima prioridad tanto para la UE, como sobre todo para los países sudamericanos, cuyas exportaciones agrícolas (materias primas y productos transformados) copan prácticamente la mitad del todo lo que comercializan en el mercado comunitario.
Por ejemplo, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, afirmó que “mido cuidadosamente mis palabras cuando digo que este es un momento histórico. En medio de las tensiones del comercio internacional, hoy enviamos una señal firme a nuestros socios de Mercosur de que defendemos el comercio basado en reglas. A través de este pacto comercial, los países del Mercosur han decidido abrir sus mercados a la UE (Nota: no dijo que esta apertura no era gratuita, sino que se había logrado a cambio de que la UE abriese mucho más el mercado comunitario a las exportaciones agrícolas de Mercosur). Esto es obviamente una gran noticia para las empresas, los trabajadores y la economía en ambos lados del Atlántico (Nota: es posible, sin duda, pero no para una parte importante del sector agrario comunitario), y ahorrará más de 4 mil millones de euros en impuestos por año. Esto lo convierte en el mayor acuerdo comercial que la UE haya celebrado. Gracias al trabajo duro y paciente de nuestros negociadores, esto se combina con resultados positivos para el medio ambiente y los consumidores (Nota: esto está por ver y todo tiene que dar casi un giro de 360º, dado que las decisiones y las prácticas actuales de los Gobiernos de Mercosur no van por ese camino). Y eso es lo que hace que este acuerdo sea un negocio en el que todos ganan" (Nota: ¿en qué ganan los productores comunitarios de cereales, oleaginosas, arroz, carne de vacuno, carne de pollo, carne de porcino, miel, cítricos, industria de zumos, remolacha azucarera, frutas?)
Faltan aún muchos detalles por conocer del citado acuerdo. Estamos solo al principio de un camino que se prevé muy tortuoso y complejo, antes de que sea definitivamente aprobado y se ponga en marcha. Por la parte comunitaria tendrá que ser aún ratificado por todos los Estados miembros y por el nuevo Parlamento Europeo.
En esta reflexión inicial sobre lo que se va conociendo del citado Acuerdo surgen muchas y variadas dudas. Es una paradoja que este acuerdo haya sido aprobado por una Comisión Europea “saliente”, cuyo equipo no estará ya a partir del próximo mes de noviembre, por lo que tendrá que ser una nueva CE la que tenga que afrontar su aprobación y puesta en marcha. Lo mismo sucede con el Parlamento Europeo, que deberá ratificarlo.
El momento “elegido” para comunicar su aprobación no cae en saco roto: el mensaje se hizo llegar en plena reunión del G-20, donde ser reflexionaba sobre el apoyo al libre comercio multilateral, ante el proteccionismo de los EE.UU. de Donald Trump, y sobre la reforma de la OMC; en plena “guerra” comercial entre Estados Unidos-China, y como un éxito de la diplomacia comercial europea en una zona, como la de Mercosur, frente a los intereses de China (que lleva ya mucho tiempo trabajando allí) y de Estados Unidos.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se congratuló del acuerdo en términos globales y, sin entrar en detalles. "Tras veinte años negociando, alcanzamos un acuerdo comercial histórico entre la UE y Mercosur. Gracias, entre otros, al papel de España durante las últimas semanas. Excelente noticia para la comunidad iberoamericana en favor del comercio como motor de progreso", escribió en Twitter.
Moneda de cambio
No queda duda de que el sector agrario comunitario y las concesiones significativas de la UE al Mercosur en este ámbito han sido “moneda de cambio” para alcanzar este acuerdo como compensación y en beneficio de otras inversiones y de sectores industriales y de servicios que la UE pretende en esa zona del Planeta.
Así lo reconoció el propio comisario de Agricultura, Phil Hogan, que es posible que tampoco ocupe ese puesto a partir de otoño. Se han hecho claras concesiones en el ámbito agrario (¡qué se podía esperar conociendo lo que producen y exportan ya estos países!), pero Hogan dice que la CE supervisará y compensará, en su caso, a los sectores que se vean más afectados. Nadie en el sector agrario se cree que vaya a ser así, tras otros precedentes, como en los sectores del arroz y del azúcar (“Todo menos las armas”) con los países menos desarrollados.
El comisario europeo de Agricultura afirmó que “el acuerdo UE-Mercosur es un acuerdo justo, equilibrado y ambicioso, con oportunidades y beneficios para ambas partes, incluso para los agricultores de Europa. Nuestros distintivos productos agroalimentarios de alta calidad, obtendrán ahora la protección en los países de Mercosur que merecen, respaldando nuestra posición en el mercado y aumentando nuestras oportunidades de exportación”.
El acuerdo, añadió Hogan, “también presenta algunos riesgos para los agricultores europeos y la Comisión Europea estará en disposición de ayudar a los agricultores a afrontar estos desafíos. Para que este acuerdo sea beneficioso para todos, solo nos abriremos a los productos agrícolas de Mercosur con cuotas cuidadosamente administradas, que garantizarán que no haya riesgo de que ningún producto inunde el mercado de la UE y, por tanto, amenace el sustento de nuestros agricultores".
En relación a los intereses ofensivos, Hogan indicó que “los europeos han asegurado la abolición de aranceles en todos los vinos y cervezas, así como significativas cuotas libres de aranceles para el queso y otros productos lácteos”, y que también han acordado “simplificar los procedimientos de exportación y aduanas, para que los negocios agroalimentarios tengan más fácil comercialización.”
Además, afirmó que productos de alta calidad y regionales de la UE serán protegidos por su indicación geográfica, "una garantía para nuestros consumidores, pero también una oportunidad para que los productores refuercen su posición en el mercado. Como resultado, 370 IGs europeas estarán protegidas de imitaciones en los cuatro países del Mercosur."
Sobre los sectores más afectados por las importaciones de Mercosur, Hogan afirmó haber logrado "un equilibrio entre las ambiciones y expectativas del Mercosur por una parte, a la vez que también hemos lidiado con las preocupaciones de los agricultores europeos. Para la carne de pollo, la de vacuno, la miel y el etanol, el acceso será "en forma de cuotas libres de aranceles que serán implementadas a lo largo de varios años y bajo ciertas condiciones". Enfatizó que “cuando haya un incremento repentino de las importaciones, el acuerdo permitirá la aplicación de algunas medidas de salvaguarda que darán más protección a los agricultores europeos".
Hogan aclaró que, durante los años de aplicación de las cuotas, los productores europeos "tendrán tiempo para hacer los ajustes necesarios, al igual que los tendrá que hacer también el Mercosur en algunos sectores". La CE está dispuesta a asistir a nuestros agricultores en caso de que haya perturbaciones en el mercado, con un paquete de apoyo preparado de unos mil millones de euros, que proporciona una red de seguridad, si fuera necesario".
Por último, Hogan recalcó que “todos los productos agrícolas importados del Mercosur "tendrán que seguir cumpliendo altos estándares de calidad, porque si no lo hacen, serán rechazados, como sucede ya en ocasiones.”
Distintos modelos
Casi nadie parece haber reparado en que el modelo de agricultura “industrial” del bloque de Mercosur en cultivos agrícolas (maíz, soja, trigo, arroz, trigo, frutales…) o producción cárnica (vacuno, porcino, aves…) nada tiene que ver con el modelo de agricultura de explotaciones de tipo familiar que existe y que, al parecer se quiere defender, en la Unión Europea.
La agricultura del Mercosur se caracteriza por unas explotaciones de gran dimensión y con unos costes unitarios de producción muy inferiores (incluidos los costes de insumos y costes sociales de mano de obra) a los de la agricultura de la UE, caracterizada por explotaciones de dimensión media y pequeña, de tipo familiar y con costes de producción mucho más elevados.
Existe también mucho escepticismo y muchas dudas sobre que los países del Mercosur, sobre todo el Brasil de Bolsonaro, sea capaz de adaptar sus prácticas productivas y de seguridad alimentaria (y no digamos de clima y medio ambiente) a las exigidas actualmente -y a las que se pretende exigir mucho más en la futura PAC- a los agricultores comunitarios.
Pekka Pesonen, presidente del COPA-Cogeca, se preguntaba recientemente “¿cómo puede la Comisión justificar a los agricultores y a los ciudadanos europeos sus planes para importar más productos agrícolas de Brasil apenas unos meses después de la autorización por el gobierno de Bolsonaro de más de 150 nuevos plaguicidas, y, al mismo tiempo, proponer la estrategia totalmente opuesta (recorte de materias activas) para los productores comunitarios?
NOTA FINAL: mucho tiene que cambiar la situación, sobre todo en el bloque de Mercosur y, sobre todo en Brasil, para que se imponga ese equilibrio comercial que parece querer, más que ver, la propia UE, y cuyo peso recae casi en su totalidad sobre el delicado alambre que sujeta en estos momentos a la enormemente presionada agricultura comunitaria.
Algunas cifras y datos del Acuerdo UE-Mercosur
-Mercado de 780 millones de consumidores (520 millones UE, 260 millones, Mercosur).La UE es el primer socio comercial de Mercosur.
-Críticas y oposición de 340 organizaciones sociales, casi 70 eurodiputados y la mayoría de las organizaciones agrarias y cooperativas de la UE.
-Exportaciones totales de la UE a Mercosur: 42.600 M€ en 2018 (apenas un 5,1% de productos agrícolas y ganaderos, por valor de 2.289 M€). Exportaciones de Mercosur a la UE: 35.000 M€ (prácticamente la mitad de productos agrícolas y ganaderos, como carne de vacuno, de ave, soja, etanol, zumo de naranja, arroz y café, por valor de casi 16.000 millones de euros).
-Brasil y Argentina son ya actualmente el 2º y el 5º origen de las importaciones europeas de productos agrarios.
-Unos 4.000 M€ por año de ahorro previsto de tasas arancelarios y otros impuestos en frontera por las empresas exportadoras de la UE hacia Mercosur.
-Reconocimiento de 370 Indicaciones Geográficas (IGs) europeas.
-La UE liberalizará el 99% de las importaciones agrícolas del Mercosur. Para el 81,7% eliminará los aranceles de importación, mientras que para el 17,7% restante ofrecerá cuotas o preferencias fijas.
-Medidas de salvaguarda ante incremento repentino de las importaciones.
Tras el pacto, la web ámbito.com accedió al listado de productos de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay que ingresarán al mercado de la UE, cuando entre en vigor el acuerdo.
1) Productos cuyo arancel será del 0% a la entrada en vigor del acuerdo: harina de soja y poroto de soja; aceites para uso industrial (soja, girasol, maíz); despojos comestibles de especie bovina, porcina y ovina; otros productos de origen animal (menudencias, grasas, semen bovino); manzanas, peras, duraznos, cerezas y ciruelas; legumbres; frutos secos y pasas de uvas; uvas de mesa; maní; infusiones (café, mate y té); especias; bebidas (agua mineral, cervezas y espirituosas); productos de la pesca: merluza, vieiras y calamares.
2) Productos a los que se irá reduciendo el arancel en un periodo transitorio de entre 4 y 10 años: productos de la pesca (por ejemplo langostinos) y conservas de pescado; hortalizas, plantas y tubérculos alimenticios; frutas cítricas (limones, naranjas y mandarinas); frutas finas (arándanos y frutillas); harina de maíz; almidón; arroz partido; aceites vegetales (soja, girasol y maíz); biodiesel; preparaciones alimenticias y pastas; golosinas; mermeladas, jaleas y otras preparaciones en base a frutas; hortalizas en conserva; helados; alimento para mascotas; manteca y demás preparaciones de maní.
3) Productos a los que se les aplicará CUOTAS de volumen de entrada: vino: hasta 5 litros: desgravación lineal en 8 años: líneas arancelarias 22042100; 22042911; vinos espumantes: precio de entrada 8 dólares x litro x 12 años, y liberalización a partir del año 12 (línea arancelaria 1222041090); arroz: cuota de 60.000 t arancel 0%, sin cambio en las condiciones, sin segmentación, implementación en 6 años; carne bovina: cuota Hilton (cortes de alta calidad) de 29.500 toneladas: arancel 0% a la entrada en vigor del acuerdo. La UE ofrece una nueva cuota 99.000 t CWE (peso canal), 55% para cortes refrigerado y 45% para cortes congelados, con un arancel intracuota del 7,5% (EIF), y el volumen “phase in” (aplicación progresiva) en 5 años (6 etapas); carne aviar: 180.000 toneladas, arancel 0% a la entrada en vigor del acuerdo (EIF); segmentación “50% deshuesada” y “50% otros”. Volumen “phase in” en 5 años (6 etapas); miel: 45.000 t arancel 0% a la entrada en vigor del acuerdo (EIF). Volumen “phase in” en 5 años (6 etapas); azúcar: 180.000 toneladas (dentro de la cuota OMC: CXL quota) arancel intra-cuota 0% (eliminación de 98 Euros/ton), al momento de la entrada en vigor del Acuerdo (EIF: Entry into force). No se modifica el Schedule OMC, sino que se agrega en el Acuerdo Bilateral una explicación. Cuota para Paraguay: 10.000 toneladas a arancel 0% al momento de la entrada en vigor del Acuerdo (EIF: Entry into force); etanol: 450.000 t para usos químicos arancel 0% al momento de entrada del acuerdo. Volumen “phase in” en 5 años (6 etapas). Unas 200.000 toneladas, todos los usos. Volumen “phase in” en 5 años (6 etapas); zumo de naranja: liberalización progresiva de aranceles en un periodo de 10 años.