Ricardo Migueláñez. @Rmiguelanez
Lo que tienen que pagar por los alimentos que compran es lo que más preocupa más a los consumidores europeos en estos momentos. Muchos más que hace unos años, convirtiéndose en el factor determinante que más influye en la decisión compra, bastante por delante del sabor.
Casi la mitad de los encuestados considera importante también la seguridad alimentaria e incluso el 41 % de los ciudadanos de la UE da por supuesto que los alimentos que compran son seguros.
Estos son algunos de los resultados que se desprenden del Eurobarómetro 2022 sobre seguridad alimentaria en la UE, publicado el pasado 28 de septiembre por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA/EFSA), aunque el trabajo de campo se realizó entre marzo y abril de este año, por lo que cabría inferir que la preocupación sobre los costes y precios de los alimentos han ido a más, siendo la cuarta encuesta de este tipo que se realiza desde 2005.
Sobre la base de la encuesta efectuada entre cerca de 27.000 personas en todos los Estados miembros de la UE, se presenta una imagen evolutiva del modo en que los europeos eligen los alimentos, su concienciación y sus inquietudes en materia de seguridad alimentaria y a quién recurren para obtener información sobre cuestiones de seguridad alimentaria.
Cuando a los encuestados se les pregunta sobre cuáles son los aspectos más importantes cuando compran comida, la respuesta mayoritaria (54% en la UE) fue el coste, seguido del sabor (51%) y de la seguridad alimentaria (46%). En el caso de los encuestados españoles, hasta un 63% dijo que lo que preocupaba era el coste para su bolsillo; un 52% su sabor y un 51% si el consumo del alimento comportaba o no algún riesgo.
Menos de la mitad (46%) de los europeos y un 41% de los españoles parecía preocuparles también el origen geográfico del alimento; otro 41% (45% en España), algo sobre lo que tiene que decidir Bruselas de aquí a fin de año en el etiquetado de los envases, como es el contenido nutricional (vitaminas, proteínas, azúcares o grasas).
En mucha menor medida, preocupa también el efecto de los alimentos que consumen sobre el medio ambiente y el clima (por ejemplo, su “huella de carbono”), quizás porque lo entienden menos, con apenas un 16% en el caso de los europeos y un 10% en el de los españoles. Lo mismo que los principios éticos y las creencias (religión, si cumple con estándares de bienestar animal, etc.), con apenas un 15% y 5% respectivamente.
En relación con la seguridad alimentaria, cuando a los encuestados se les plantea si le interesa a nivel personal este tema, un 70% en la UE respondió que sí (81% de los españoles) y un 29% que no (19% de los españoles.
Más de un tercio de los europeos tienen un nivel muy alto (21 %) o alto (17 %) de los conocimientos relacionados con temas de seguridad alimentaria, es decir, han oído hablar de diez o más de los quince temas propuestos en la encuesta.
Lo que han oído
Al preguntarles sobre determinados asuntos de los que hayan oído hablar, son mayoría a los que les suena lo de los aditivos, como colorantes, conservantes o aromas usados en alimentos y bebidas (70% UE y 73% España); lo de los residuos de pesticidas en alimentos (65% y 72%, respectivamente); los residuos de antibióticos, hormonas o esteroides en la carne (63% UE y 57% en España); las enfermedades de los animales, que pueden afectar, por ejemplo al ganado a las personas (60% y 68% respectivamente, así como los contaminantes medioambientales en el pescado, la carne o los lácteos (58% UE, 54%, España).
También son mayoría los que han escuchado en algún momento algo sobre la intoxicación alimentaria, provocada por alimentos o bebidas contaminados por bacterias, virus o parásitos, con un 57% UE, y 63% españoles, o sobre el bienestar de los animales en granja, por ejemplo durante el transporte (57% y 65%, respectivamente), así como sobre los microplásticos que se encuentran en los alimentos (55%, UE, 58%, España).
En cambio, menos de la mitad de los españoles encuestados han oído algo sobre los ingredientes modificados genéticamente en alimentos o bebidas, con un 48% del total, frente al 56% del conjunto de los europeos y el mismo porcentaje sobre la presencia de bacterias resistentes a los antibióticos en los alimentos (frente al 51% de los europeos).
De los temas que han oído hablar a los ciudadanos europeos, lo que más les preocupa (40% UE y 46% España) son los residuos de pesticidas en los alimentos, seguido de los residuos de antibióticos, hormonas o esteroides en la carne (39% y 32%, respectivamente; los aditivos (36% y 32%); la intoxicación alimentaria por alimentos o bebidas contaminados por bacterias, virus o parásitos (32% UE y 41% España); las enfermedades de los animales que pueden afectar al ganado o a las personas (29% UE y 43% España); los microplásticos de los alimentos 29%, respectivamente; los contaminantes medioambientales en pescado, carne o lácteo (28% y 24%) y ya, mucho menos, los ingredientes modificados genéticamente en alimentos y bebidas (26% UE y 20% España; la presencia de bacterias resistentes a los antibióticos en alimentos (26% y 23%), y el bienestar de los animales en granja, durante su transporte (22%, UE y 23%).
Menor fue el número de personas que se mostraron preocupadas por las enfermedades vegetales (11 %), el uso de nuevas biotecnologías en la producción de alimentos (8 %) y la nanotecnología aplicada a la producción de alimentos (5 %).
Cómo se informan
Seis de cada 10 ciudadanos europeos se informan principalmente de los riesgos alimentarios a través de la televisión (incluido Internet), con un 61% (57%, España). También mediante intercambios de información con familia, amigos, vecinos o compañeros de trabajo, con un 44% (40% España); con un buscador de Interne, con un 37% (40% España); mediante periódicos impresos u online, con un 28% (18% España); a través de las redes sociales, blogs online, con un 22% (18% España); radio, incluyendo pódcasts (19%, UE; 15% España); con información disponible en centros de salud local (17%, UE, España, 16%); en sitios web de las instituciones (Administraciones públicas, con un 17% y 16%, respectivamente; revistas impresas u online (16% y 7%); revistas profesionales (11% y 7%); eventos, como charlas, seminarios, talleres o conferencias (6% UE, 4%, España); otros puntos de información, como puestos callejeros o festivales (5% UE y 3%, España), etcétera.
¿Confianza o exceso de confianza?
Curiosamente, en la amplia encuesta se pregunta a los ciudadanos europeos sobre los motivos para no interesarse por la seguridad alimentaria, parece mostrarse un exceso de confianza. En su mayoría (41% UE y 52% España) no se interesan porque dan por sentado que los alimentos que se venden son seguros; porque saben lo suficiente para evitar o reducir los riesgos alimentarios (30% UE y 26% España); porque la información sobre seguridad alimentaria me parece muy técnica y compleja (27% y 21%, respectivamente); porque no tengo tiempo (15% y 12%), o porque esa información no les parece interesante (12% y 4%).
Una minoría de europeos no modificaría su comportamiento si se produjera una situación de alarma alimentaria (21 %). Las principales razones esgrimidas fueron que preparan ya los alimentos de la forma recomendada (45 %), y la creencia de que todos los alimentos conllevan cierto riesgo y es imposible evitarlos todos (25 %).
Los encuestados están mayoritariamente de acuerdo en que hay normativas para garantizar que los alimentos que consume son seguros (73% en UE y 80% en España; porque para decidir en qué media un alimento puede ser peligroso, la UE recurre a un asesoramiento científico (70% y 67%); porque tanto la UE, como las autoridades del país, que son responsables de la seguridad alimentaria, trabajan de forma conjunta (65% y 66%), y porque la UE cuenta con una institución independiente que ofrece asesoramiento científico sobre seguridad alimentaria (61% UE y 60% España).
En ese afán de bastante confianza que los ciudadanos europeos expresan sobre la seguridad alimentaria, más de 8 de cada 10, en concreto un 89% en el conjunto de la UE (92% en España) confía principalmente en lo médicos, tanto generalistas, como especialistas; en los científicos que trabajan en una Universidad o en una organización de investigación financiada con fondos públicos (82% UE, 88% España); en las organizaciones de consumidores (82% y 76%, respectivamente); en los granjeros/ganaderos y los productores primarios (74% UE y 79% España); en las ONG dedicadas al medio ambiente/salud, con un 70% respectivamente; en las instituciones de la UE (66% y 71%, respectivamente), y en las autoridades nacionales (66% UE y 61%, España).
Los problemas mundiales
Al respecto, el director ejecutivo de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA/ EFSA), Bernhard Url, afirmó que “han ocurrido muchas cosas desde la última encuesta realizada en 2019; entre ellas una pandemia mundial de Covid y el estallido de la guerra en Ucrania. Tales acontecimientos tienen consecuencias dramáticas y, como era de esperar, observamos que el aumento del coste de la vida está afectando más que antes a la elección de los alimentos por parte de muchos europeos.”
Por otra parte, añadió Url, “la seguridad alimentaria sigue siendo importante para muchos ciudadanos de la UE y es alentador comprobar que casi la mitad se preocupan tanto por comer alimentos saludables, como por los riesgos alimentarios”.
Para el responsable de la EFSA, esta preocupación por los aspectos de la seguridad alimentaria “es un hito para muchas organizaciones, expertos científicos y otras partes interesadas de nuestro sistema. Es alentador que dos tercios de los ciudadanos europeos reconozcan que la UE y los Estados miembros están colaborando, no trabajando de manera aislada, para que esto sea una realidad.”
Según la EFSA, el ritmo creciente de la innovación y la complejidad técnica del modo en que producimos, compramos y consumimos nuestros alimentos son factores adicionales que impulsan una sólida cooperación entre países y disciplinas científicas.
El Eurobarómetro de 2022 también pone de relieve que la mayoría de nuestros ciudadanos reconoce que el estado del medio ambiente, de los animales y las plantas afecta a la salud humana, lo cual resulta alentador, a medida que evolucionamos hacia sistemas alimentarios sostenibles y hacia la evaluación de riesgos según el principio “Una sola salud”».
Siete de cada diez europeos reconocen el papel de los científicos a la hora de garantizar la seguridad de nuestros alimentos y ocho de cada diez confían en la información que les facilitan sobre seguridad alimentaria. Asimismo, la confianza en las instituciones nacionales y de la UE es elevada, aproximadamente dos tercios.
Para Bárbara Gallani, jefa del Departamento de Comunicación y Asociación de la EFSA, “los resultados de la encuesta son inestimables para nuestro trabajo cotidiano, así como para nuestra planificación estratégica a largo plazo.”