Cuando estamos llegando casi al ecuador de la última reforma de la Política Agraria Común (PAC) 2014-2020 parece quedar ya meridianamente claro que ésta no ha contado con instrumentos eficaces para frenar o reducir el exceso de volatilidad de los precios en los mercados agrícolas, que tanto compromete la rentabilidad de esta actividad y perjudican su desarrollo a medio y largo plazo por parte de los agricultores y ganaderos. De ahí que hayan proliferado los análisis y los debates sobre este asunto para ofrecer respuestas de cara a la preparación de la futura PAC del próximo periodo 2021-2027.
Los más recientes son sendos informes del Comité Europeo de las Regiones (CdR) del 7 de diciembre, cuyo ponente fue el eurodiputado francés del PPE, Jacques Blanc, alcalde de Canourge, y el adoptado el 14 de diciembre por el Pleno del Parlamento Europeo, cuyo ponente fue la europarlamentaria demócrata-cristiana francesa, Angélique Delehaye. Ambos tendentes a la búsqueda de soluciones para reducir y dar más protección a los agricultores frente a la volatilidad excesiva de los precios agrarios.
El problema en sí no es tanto que exista cierta volatilidad de precios en los mercados, fruto del libre juego de la oferta y la demanda, como que esos vaivenes sean extremos y perjudiquen siempre a los operadores más débiles de la cadena alimentaria. Tanto a los eslabones iniciales, agricultores y ganaderos, que en muchas ocasiones se ven obligados a vender sus productos por debajo de costes, como a los eslabones finales, los consumidores, que apenas se benefician o, al menos no como deberían, de los precios más bajos en origen por exceso de oferta. Y, por el contrario, beneficien la mayor parte de las veces a la industria transformadora y a los grandes de la distribución comercial, que saben y pueden sacar más provecho de esas situaciones volátiles del mercado.
Según destaca el informe del Comité Europeo de las Regiones, que pide a los Estados miembros reforzar la protección de los agricultores en la cadena de suministro y endurecer las medidas contra las prácticas comerciales desleales, “la magnitud y frecuencia de los episodios de volatilidad de los precios agrícolas han sido constantes en las últimas décadas y, aun así, los dispositivos para la gestión de estos riesgos solo representan el 0,4% del presupuesto de la PAC”.
Entre las medidas que plantea este Comité se encuentran las de reforzar el papel de los agentes privados en la regulación de los mercados agrícolas; ampliar la gama de herramientas de gestión de los riesgos y de las crisis, apostando por la complementariedad de los instrumentos, así como fomentar en el marco de la futura PAC y a nivel local y regional un aumento del valor añadido aportado por las explotaciones agrícolas.
Jacques Blanc incide en que los dispositivos existentes en la actual PAC para la gestión de los riesgos relacionados con los cambios de los rendimientos y la volatilidad de los precios de los productos agrícolas y de los insumos “son ineficaces e insuficientes” y recuerda por ejemplo, como prueba, que “ya vamos por el tercer paquete de ayudas financieras desde el fin de las cuotas lácteas (300 millones de euros en 2015; 500 millones en 2016 y otros 500 millones desbloqueados en el presupuesto de 2017) y no se ha resuelto nada”.
Algo similar ha pasado en esta última campaña con la cosecha europea de cereales, que fue bastante mala en buena parte de las principales zonas productoras de la UE, sobre todo en Francia, Reino Unido o Alemania. Sin embargo, a pesar de la floja cosecha, los precios se situaron en niveles muy bajos, debido a que la producción mundial ha sido casi récord y las reservas son las más elevadas de los últimos años. Una situación bastante conocida en un país deficitario, como el nuestro, cuando cosechas muy bajas por sequía no traían consigo precios más altos para los agricultores, puesto que a los puertos llegaba grano abundante y barato de otros países europeos y terceros.
Escasa protección
El informe del Comité Europeo de las Regiones destaca, a título comparativo que, mientras que Estados Unidos destina el 60% de su presupuesto agrícola a asegurar la rentabilidad de los productos y el 1% de las ayudas directas a los agricultores, la UE solo dedica el 1% del presupuesto de la PAC a las medidas para la protección o seguros y el 60% de las ayudas directas a los agricultores.
Reconoce que las causas de la volatilidad de los mercados agrícolas son variadas, desde las incidencias climáticas a las epizootias, hasta errores de anticipación, especulación financiera o rigidez de la oferta, junto con la creciente concentración de la gran distribución y fenómenos más coyunturales, pero duraderos, como la crisis económica y financiera o el embargo comercial de Rusia a varios productos agrarios europeos.
Para el CdR, las respuestas deben adaptarse a los problemas expuestos por los agentes del sector, centrándose en tres ejes de actuación:
1. Reforzar el papel de los agentes privados, especialmente las organizaciones interprofesionales, en la regulación de los mercados agrarios, haciendo extensiva la obligación de la contractualización a todos los sectores, adaptando el Derecho de la Competencia a las particularidades de los mercados agrícolas y luchando contra las prácticas comerciales desleales en la cadena de suministro alimentario.
2. Ampliar la gama de instrumentos de gestión de los riesgos y crisis disponibles para los agricultores, apostando por la complementariedad de los instrumentos (ahorro de precaución, seguros y mercados financieros, fondos mutuales sectoriales) y velando al mismo tiempo por no vincular excesivamente el presupuesto de la PAC a los riesgos del mercado, con el fin de mantener su importe.
3. Fomentar, en el marco de la futura PAC, así como a nivel local y regional, un aumento del valor añadido aportado por las explotaciones agrícolas, gracias a la mejora de su productividad y al desarrollo de sistemas alimentarios territorializados, fomentando al mismo tiempo la sostenibilidad ecológica de las prácticas agrarias.
Ayudas anticíclicas
En el informe adoptado por mayoría de 445 votos a favor, 148 en contra y 89 abstenciones por el Parlamento Europeo sobre los instrumentos de la PAC que permitan reducir la volatilidad de los precios en los mercados agrarios, se propone también una serie de medidas comunes, con vistas a la próxima PAC, como el reforzamiento del sistema de contratos entre los diferentes operadores de la cadena alimentaria; una política de apoyo a los productores, a través de sistemas de seguros, y una mejora de la transparencia de los mercados.
Considera que la actual PAC carece de instrumentos eficaces y con capacidad de respuesta, por lo que no se ha podido abordar de forma adecuada el aumento de la volatilidad de los mercados agrícolas, ni ha permitido que los agricultores pudieran reaccionar a las señales del mercado o desarrollar soluciones apropiadas para hacer frente a los movimientos de precios.
Los europarlamentario demandan a la Comisión Europea que lleve a cabo un estudio sobre cómo poner en marcha mecanismos dirigidos a prevenir y combatir las crisis que se derivan de la volatilidad de los precios, mediante el recurso a ayudas anticíclicas e introduciendo una mayor flexibilidad en los presupuestos anuales, de forma que, respetando la partida financiera plurianual, se puedan tener en cuenta ese tipo de ayudas. Este tipo de ayudas permitirían que, en caso de fuerza mayor, la UE pudiera intervenir en los mercados agrícolas para evitar un desplome de los precios.
En tanto que la UE disminuye su apoyo estratégico a su agricultura, recalca el informe, sus competidores en el mercado mundial, en particular Estados Unidos, Brasil y China, ofrecen un apoyo presupuestario público creciente y muy importante para desarrollar nuevos modelos de gestión de los riesgos, así como instrumentos para proteger a los agricultores de la volatilidad de los precios.
El Parlamento Europeo considera importante mantener las ayudas directas desacopladas en el marco de la PAC actual, junto con el régimen de pagos únicos por superficie, que representan una compensación por los servicios públicos y un componente esencial para garantizar las rentas de los agricultores y asegurarles una cierta estabilidad financiera.
Pero, por otro lado, pide también a la Comisión Europea que facilite la celebración de contratos, adaptando la política europea de competencia a las necesidades específicas del sector agrario, reforzando el poder de negociación de los productores en la cadena alimentaria, con la puesta en marcha de un marco legislativo europeo que prohíba las prácticas comerciales desleales.
Gestionar los riesgos
Como era de esperar, en el informe se recomienda también el reforzamiento de los instrumentos de gestión de los riesgos climáticos, sanitarios y económicos, que se están aplicando de forma desigual y con recursos presupuestarios limitados. Sobre todo a través de diferentes tipos de seguros contra las amenazas que acechan a las producciones agrarias, junto a mecanismos de provisión individual y fondos de mutualidades que, no obstante, no deben sustituir la ayuda comunitaria y deben poder completarse también con una ayuda nacional.
Para la mejora de la transparencia del mercado, el informe sugiere que la Comisión Europea crea observatorios de precios agrarios europeos que cubran toda la cadena de suministro agroalimentario, desde el precio percibido por el productos, hasta el precio de venta final al consumidor.
Teniendo en cuenta que ya la PAC reformada de 2013 incluye dentro de la OCM única instrumentos para la gestión de los riesgos en el contexto de la política de Desarrollo Rural, pide a la Comisión que impulse su utilización para luchar contra la crisis, pues en la actualidad solo de destina a estos instrumentos el 2% del presupuesto del segundo pilar y el 0,4% de todo el presupuesto de la PAC.
En esta línea, demanda también la constitución de una reserva de crisis, fuera del presupuesto de la PAC, que pueda servir para financiar precisamente los instrumentos de gestión de crisis, ya que el grado de utilización de la actual reserva es reducido, debido sobre todo a las normas presupuestarias (principio de anualidad) y la discrecionalidad de que goza la CE para liberar los fondos de la misma.
En resumen, en un contexto de mercado totalmente globalizado, es prácticamente imposible que se puedan evitar episodios de mayor o menor grado de volatilidad de los mercados agrícolas. Sin embargo, lo que es imprescindible, y por tanto, lo que debería ser posible, sería disponer de una caja de herramientas completa, válida y eficaz en el marco de la futura PAC del próximo periodo 2021-2027 para reducir o reorientar las situaciones extremas de crisis de mercados, que tantos estragos sociales y económicos causan a nuestros agricultores y ganaderos.