Ricardo Migueláñez. @Rmiguelanez
Como ya avanzamos en otro artículo, la Comisión Europea daba ya por imposible en la actual legislatura, antes de la elecciones europeas de primeros de junio, proponer y aprobar el paquete normativo global sobre bienestar animal. No así el de alguna de sus partes, como el referido al transporte de animales vivos de granja para cría o directamente de sacrificio.
El pasado 7 de diciembre, Bruselas presentó finalmente su propuesta y, como se esperaba, también las normas que regularán este ámbito y que no se habían cambiado desde hace más de 20 años, según la CE. Serán mucho más estrictas y exigentes que hasta ahora, con el objetivo de lograr una mejora del bienestar de los animales vivos que son transportados, bien por camión, barco, ferrocarril o incluso avión.
A nadie se le escapa tampoco que España, como país periférico de la Unión Europea a 27 y, además, del Sur, será uno de los que más se vea afectado por la normativa que la CE propone y que al final constituye una vuelta de tuerca más a los impedimentos legislativos para desarrollar esta actividad ganadera, en donde la tendencia progresiva será apostar más por sacrificar en origen y enviar carnes y productos derivados a destino, que comercializar animales vivos desde origen país para su cría o sacrificio en país de destino, pese a que esto se hace muchas veces más por motivos éticos y religiosos que económicos.
Las organizaciones de productores agrarios de la UE y sus cooperativas (COPA-Cogeca) están de acuerdo con algunas de las mejoras técnicas que plantea la propuesta reglamentaria de la CE, pero critica que “éstas se ven socavadas por normas arbitrarias y restrictivas, que son discriminatorias para algunos Estados miembros y tienen potencial para perturbar el mercado único”.
Según la CE, la propuesta reglamentaria, enmarcada dentro de la Estrategia “De la granja a la mesa” del Pacto Verde Europeo, incluye revisar la actual normativa en vigor, con el fin de mejorar el bienestar de los 1.600 millones de animales vivos que son transportados cada año dentro de la Unión y desde ella a países terceros. Ahora la propuesta comunitaria emprende el camino del Consejo y al Parlamento Europeo, donde se espera que se introduzcan algunos ajustes y modificaciones, y habrá que ver si dará tiempo a que se apruebe antes de que concluya el actual mandato de la Comisión y del Parlamento Europeo.
Los representantes del sector productor ganadero comunitario y de sus cooperativas apoyan la iniciativa de revisar una norma crucial, como la de bienestar animal, pero “aunque reconoce que la tecnología y las infraestructura de transporte han mejorado considerablemente en los últimos 20 años, la base sobre la que se construyó el Reglamento (CE) nº1/2005, sigue siendo válida, siempre que la aplicación y el cumplimiento de esa norma sea armonizado y tenga en cuenta no solo los criterios científicos, sino también la experiencia específica de los operadores.”
Elementos principales
¿Cuáles son los elementos principales de la citada propuesta? Pues, como ya se presumía uno de los que más preocupa es la duración máxima del traslado de los animales terrestres (bovinos, porcinos, ovinos, caprinos y equinos) distintos a aves y conejos domésticos u otros más minoritarios.
Esa duración máxima cuando el destino sea el sacrificio será de 9 horas, aunque las autoridades competentes del punto de partida podrán autorizar un viaje más largo hasta el matadero más próximo, adaptado a la especie transportada, si no hay ninguno disponible para ese tramo de tiempo de traslado.
Para terneros, corderos, cabritos, lechones y potros no destetados esa duración se limita a 8 horas, salvo que el medio de transporte disponga de un sistema que permita alimentar de manera adecuado a estos animales con leche o con un producto sustitutivo de la leche a temperatura corporal.
En el caso de conejos y aves, la CE plantea normas más específicas de duración de los trayectos, que serán de 12 horas en general; 24 horas para pollitos y conejas reproductoras, y 10 horas para gallinas que se encuentren al final de su periodo de puesta.
En el transporte de animales para cría o engorde (no para sacrificio), el límite propuesto de duración es de 21 horas, con periodos de descanso de al menos una hora cada 10 de viaje. Tras este tiempo, los animales deberán ser descargados y retenidos durante 24 horas en un puesto de control antes de ser de nuevo transportados durante otras 21 horas adicionales hasta su destino final.
Habría que analizar con los actuales operadores hasta qué punto estos cambios y adaptación de los límites horarios de tiempo de viaje de los animales vivos hasta sacrificio mejoran el bienestar y hasta dónde elevan los costes, sobre todo para los operadores de aquellos Estados miembros de la periferia de la UE, como es el caso de España, que podrían perder el acceso a muchas de estas instalaciones, que ahora están en pleno proceso de concentración para mejorar su rentabilidad.
La propuesta, además, prohíbe el transporte de hembras preñadas, que superen ya el 80% o más de su periodo de gestación; las hembras que hayan parido en los 7 días anteriores, así como los terneros de menos de 5 semanas de edad (frente a los actuales 14 días) y con menos de 50 kilos de peso, y los lechones, corderos y cabritos de menos de 3 semanas de edad, salvo si se transportan a menos de 50 kilómetros.
Todas estas limitaciones horarias y de distancia podrían conllevar necesidades de adaptación o incluso de cierre de la actividad en aquellas explotaciones que no puedan afrontar el incremento de costes adicionales que podría suponer la obligación de modificar o renovar parcial o totalmente sus actuales estructuras.
Limitar el tiempo de viaje por carretera para fines distintos al sacrificio, podría llevar también a una ruptura de las actuales cadenas de suministro entre Estados miembros de la UE, siendo además un aspecto discriminatorio para aquellos países con distancias más largas, infraestructuras no adecuadas o con regiones montañosas que dificulten más el tránsito.
Más ancho y más alto
Otra de las medidas propuestas en el proyecto reglamento de la CE es el referido al espacio disponible y la altura vertical mínima para los animales que son transportados. Y aquí, Bruselas propone aumentar el mínimo de ese espacio en función del peso y de la especie animal de que se trate. Las normas mínimas siguen las recomendaciones de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y son importantes para que los animales vivos puedan ajustar su posición de forma segura y descansar durante el viaje.
No obstante, ese mayor espacio disponible reduciría también el número de animales que podrían cargarse en un camión en comparación con la norma actual y, además, el aumento de los espacios vacios entre animales no es tan positivo como podría pensarse, dado que podría provocarles lesiones con sus movimientos o con los del propio vehículo y, a su vez, crear problemas de seguridad vial.
A mayor espacio disponible también sería necesario multiplicar el número de camiones por carretera para trasladar el mismo número de animales y así compensar la reducción de la carga por camión. Y todo ello, a su vez, elevaría también las emisiones de carbono y aumentaría la necesidad de mano de obra (conductores) de esta actividad.
Calor o frío extremos
La temperatura tanto exterior, como interior del transporte es otro de los aspectos clave de la citada propuesta reglamentaria de la Comisión, que quiere que se evite la exposición de los animales a temperaturas extremas (altas o bajas).
Se plantea que en épocas de calor, cuando se prevean temperaturas de entre 25 y 30º C, la duración del viaje no supere las 9 horas; si se supera este tramo de temperatura, los desplazamientos solo se podrían hacer por la noche, pero si en esta fase también se superan los 30ºC, los animales deberán contar con más espacio para reducir su estrés por calor. Al contrario, si la temperatura cae por debajo de los 0ºC habrá que adoptar medidas de protección frente al frío.
Los límites de viaje en función de las temperaturas máximas y mínimas resultaría también discriminatorio porque penalizaría el transporte en periodo estival de los países periféricos del Sur de la UE y, por ejemplo, el requisito que se exigiría para la conducción nocturna en caso de previsión de temperaturas de más de 30ºC, sería perjudicial tanto desde el punto de bienestar de los animales (en casi todas las especies ganaderas el ciclo vital es diurno), como sobre todo desde el punto de vista social, puesto que sería necesario una mayor disponibilidad y flexibilidad de la mano de obra (conductores, cargadores...etc.) y, por tanto, conllevaría un mayor coste de la logística comercial.
La CE exigirá también nuevos requisitos legales para los vehículos por carretera, utilizados para el transporte de animales vivos. Estos vehículos deberán estar equipados con un sistema de seguimiento y localización en tiempo real, y los transportistas deberán registrar la posición real de sus vehículos en el sistema europeo TRACES.
Se temía que la propuesta fuese a prohibir la exportación a distancias largas de animales a países terceros extra-comunitarios, pero esto finalmente no ha sido así. Pero, a cambio, eleva las exigencias de supervisión y control de su transporte, con más deberes para los operadores responsables, que tendrán que contar con una certificación “ad hoc” para realizar su trabajo y respetar las normas hasta la llegada de los animales a su destino.
La realidad, no obstante, es que si no se ha prohibido esta exportación a distancias largas, que habían solicitado muchas ONG animalistas y de protección de los animales, es porque desde la CE se considera que no resultaría eficaz, pues se sabe que si los países terceros importadores no pueden traer animales desde la UE, los adquirirán en otros países, cuyas condiciones de transporte no son, ni mucho menos, tan estrictas como las comunitarias. Para compensar esta decisión será obligatorio que cada buque/barco de transporte de animales vivos cuente con una persona con conocimientos de la actividad, que se responsabilice del bienestar de los animales a bordo.
Por otro lado, aunque las importaciones de animales vivos con destino a países UE desde origen países terceros son bastantes reducidas, la propuesta de la Comisión incluye también requisitos para su comercialización y señala que se les aplicará normas idénticas o equivalentes a las que se aplican a los animales de la UE transportados hacia países extra-comunitarios.
Una vez que se apruebe y entre en vigor la revisión reglamentaria, los operadores dispondrán de un periodo de cinco años, que ya ha sido considera bastante corto, para adaptarse a algunas de las nuevas medidas legales. Unas medidas que requerirán planificación e inversiones a más largo plazo.
España es uno de los principales países comercializadores y exportadores de animales vivos de la UE, con clientes que mayormente son del Norte de África (Marruecos, Libia, Egipto) o de Oriente medio (Líbano, Arabia Saudí, Jordania, Emiratos, Turquía…), aunque también con envíos a otros países comunitarios, como Portugal, Francia o Italia. Nuestro país es el mayor exportador de bovinos vivos de Europa y el segundo de ovejas, detrás de Rumanía, con puertos clave, como el de Cartagena, desde donde salieron más de 600.000 de los 800.000 animales embarcados en 2022, y en menor medida, desde Tarragona. No solo se transportan por vía marítima animales de origen España, sino también de otros orígenes europeos, como Austria, Francia e incluso Irlanda. España exporta también aves (378.000 en 2022), abejorros (colmenas) (265.000) y peces (más de 1,6 millones) entre otros animales vivos. De enero a octubre, según datos del registro CEXGAN, se exportaron (solo a países terceros) 113.159 bovinos vivos (+3,5% sobre el mismo periodo del año anterior); 773.520 ovinos (+17%), 2.827 caprinos (+947%), 2.442 équidos (-1,4%), 45 porcinos (-85%); 206.602 aves (-45%); 220.060 peces (-86%); 145.560 (-31%) abejorros…etc.), junto con genética de aves vivas selección multiplicación (casi 8 millones de unidades), huevos fecundados (136,9 millones), semen, óvulos y embriones de mamíferos, etc. Según DataComex, las exportaciones totales de animales vivos por parte de España representaron 236.200 toneladas por valor de casi 750 millones de euros en 2022.