Ricardo Migueláñez. @Rmiguelanez
El comercio ilícito de alimentos y el fraude alimentario es un riesgo no solo a nivel europeo, sino también mundial, puesto que puede afectar a la seguridad alimentaria, a la salud humana y animal y, además, reporta pérdidas de millones de millones de ingresos que se quedan por el camino.
La Organización Mundial del Comercio (OMC) parece que ha empezado a tomarse un poco en serio este asunto de su plena incumbencia, y se ha lanzado también a ver cómo luchar contra este tipo de situaciones, analizando precisamente los desafíos que supone el comercio incontrolado de alimentos y el fraude alimentario, junto con las herramientas y el papel que podría o debería desempeñar para reducir los efectos adversos de ambos riesgos sobre los ciudadanos.
Precisamente, el pasado 28 de mayo, la OMC organizó un evento de lanzamiento para abordar esta cuestión, en el que líderes de organizaciones empresariales e internacionales y otros expertos en comercio discutieron sobre la urgente necesidad de que la comunidad internacional actúe colectivamente y, a la vez, exploraron estrategias con las que poder superar los desafíos actuales.
El informe presentado en la jornada de la OMC sobre “Comercio ilícito de alimentos y fraude alimentario”, reúne contribuciones de expertos de organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales (ONGs), del sector privado y de la Secretaría de esta organización, en las que coinciden en subrayar el impacto perjudicial que causa el comercio ilícito de alimentos en la seguridad alimentaria y en la salud pública.
En este documento, los colaboradores describen varias estrategias para contrarrestar el comercio ilícito de alimentos y el fraude alimentario, y reconocen que sería necesario dar una respuesta integral a un problema que, a la vez, requiere una combinación de medidas regulatorias, de aplicación de leyes, de cooperación de la industria y hasta de educación del consumidor.
La publicación recopila también las medidas que ya han sido adoptadas por diversos organismos en estas áreas, entre las que destaca una serie de acuerdos de la propia OMC, que proporcionan un conjunto de herramientas que se presupone eficaces para contribuir a combatir el comercio ilícito de productos alimentarios.
Al inaugurar la jornada, la directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, explicó lo importante que es que esta organización participe en los debates y en el análisis de la situación a nivel mundial, dado su papel crucial en impulsar la disciplina en el comercio internacional de bienes y la prevención para evitar que prospere la "ley de la selva".
Al respecto, Okonjo-Iweale afirmó que “la igualdad de condiciones debe extenderse a la eliminación de todas las formas de comercio ilegal y de actividades fraudulentas, incluidos los alimentos de calidad inferior a lo que se declara, los alimentos con etiquetas falsas, los productos falsificados y los productos que son objeto de contrabando.”
La directora general destacó el importante impacto económico que tienen estas cuestiones, con pérdidas económicas anuales estimadas para el comercio de alimentos a nivel mundial, que oscilan entre 30.000 millones y los 50.000 millones de dólares, incluso excluyendo de ese cálculo las pérdidas asociadas con el comercio ilícito de bebidas alcohólicas.
Acuerdos y comercio ilícito
Además, añadió, “las actividades ilícitas son algo generalizado en todas las partes del mundo, en todos los continentes y penetran en la mayoría de los sectores agroalimentarios, como el aceite de oliva, la miel, los aceites esenciales, los vinos y las bebidas espirituosas.”
Al analizar el papel del código normativo de la OMC en apoyo a los esfuerzos de los gobiernos para abordar estos desafíos, Ngozi Okonjo-Iweala destacó la importancia del Acuerdo de la OMC sobre Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (MSF) y el Acuerdo sobre Obstáculos Técnicos al Comercio (OTC) para regular las importaciones de alimentos basadas en técnicas científicas y de evaluación de riesgos, y abordar las prácticas comerciales fraudulentas.
También subrayó que el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio (AFC) de la OMC puede facilitar precisamente los flujos comerciales legales y servir como una herramienta vital para frenar la falsificación de alimentos y bebidas.
La directora general afirmó que "necesitamos aprovechar estos acuerdos y, de hecho, toda la caja de herramientas de la OMC, para luchar contra el comercio ilícito y el fraude alimentario."
Al respecto, espera que la publicación del informe sirva para estimular el debate y la acción sobre el polémico asunto, a la vez que subrayó la importancia de centrar los esfuerzos en la prevención para frenar el comercio ilegal o fraudulento de alimentos.
Por su parte, Jeffrey Hardy, director General de la Alianza Transnacional, destacó la “amplia gama de impactos negativos que el comercio ilícito de alimentos tiene en las empresas, al provocar pérdidas económicas de hasta medio billón de dólares, si se incluyen los sectores del pescado y las bebidas espirituosas.
Hardy advirtió también que, impulsado por la alta demanda de alimentos y la creciente población mundial, el comercio ilícito de estos productos podría aumentar más en el futuro cercano, añadiendo que "no podremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, a menos que se realicen esfuerzos reales para mitigar el comercio ilícito de alimentos.”
A la zaga le fue, Helen Medina directora ejecutiva de la World Spirits Alliance (WSA), al destacar “la grave amenaza que enfrenta el sector de las bebidas espirituosas, puesto que una de cada cuatro botellas de estos productos se comercializa de forma ilícita, principalmente a través del contrabando, actividades fraudulentas y evasión fiscal.”
Medina elogió las normas de la OMC, que ayudan a luchar contra el problema y subrayó también la disposición de la WSA para entablar conversaciones con esta u otras organizaciones sobre tal problemática, así como para contribuir a la educación del consumidor.
Es importante, afirmó la responsable de la WSA, que “los consumidores comprendan que es crucial prevenir y, en su caso, penalizar el comercio ilícito mediante controles y medidas estrictas de cumplimiento.”
Un ejemplo de lo que viene sucediendo lo expresó la embajadora de un país importador neto de alimentos y bebidas, como la Isla Mauricio. Chandnee Dwarka-Canabady, quien, tras mostrar su satisfacción por el oportuno debate de esta problemática en la OMC, subrayó también la importancia de la seguridad alimentaria para un país como el suyo. “Cuando importas alimentos para tu propio consumo y casi el 70% de ellos son importados, añadió, tienes el deber de asegurarte que el sistema que tienes en marcha sea infalible. "
En este sentido, Chandnee Dwarka-Canabady describió los principales desafíos que existen para lograr este objetivo, a pesar del diligente control fronterizo y de otras medidas de seguridad alimentaria. También destacó la necesidad de apoyo para desarrollar capacidades de prevención y control del fraude y del comercio ilícito de alimentos, así como una mejor participación para establecer estándares globales y una mejor accesibilidad a las nuevas tecnologías en la gestión aduanera.
Hacer más
Desde China, Chenggang Li, su embajador ante la OMC, presentó los esfuerzos específicos de su país en las fronteras para combatir el comercio ilícito, incluida la lucha contra la infracción de marcas, la implementación de un sistema gubernamental modernizado para monitorizar la seguridad de los alimentos importados y el aprovechamiento de las redes sociales para mejorar la transparencia y la conciencia pública.
Li considera que la OMC ha desempeñado y seguirá desempeñando un papel importante en el apoyo a los esfuerzos de los Gobiernos de los países miembros de esta Organización, al considerar que “está en una buena posición para que los distintos países compartan sus propias prácticas, incluidas leyes y regulaciones, y exploren posibles formas de mejorar la cooperación. En este sentido, estimó que “se podría hacer más en esta área.”
Por último, Jean-Marie Paugam, director general adjunto de la OMC, indicó que “muchos Acuerdos de la Organización menos conocidos tienen un papel fundamental que desempeñar en la lucha contra el fraude alimentario, como el Acuerdo sobre Valoración en Aduana y el Acuerdo sobre Inspección Previa a la Embarque.”
También indicó que “la apertura comercial podría reducir los incentivos al contrabando y al fraude”, añadiendo que “la OMC no impide que ningún país regule el comercio, pero promover su liberalización es también un desincentivo para las actividades delictivas".
En todo caso, Paugam reafirmó el “compromiso de la OMC para brindar a los países miembros de la organización asistencia técnica y estrategias de creación de capacidades para ayudarlos a poner en marcha y aplicar las normas comerciales pertinentes de la OMC, con el fin de combatir el comercio ilícito de alimentos y bebidas.”
La publicación “Comercio ilícito de alimentos y fraude alimentario” [EN] disponible aquí .