El Comité Económico y Social Europeo (CESE) ha aprobado un dictamen, publicado en el Diario Oficial de la Unión Europea (DOUE), en el que pide a la Comisión Europea y los Estados miembros que desarrollen una política clara de la Unión Europea y un plan de ejecución “para poner en pie un sistema alimentario sostenible, resiliente, sano, justo y respetuoso con el clima, que fomente la cooperación y el entendimiento mutuo entre todas las partes interesadas a lo largo de la cadena alimentaria”.
El organismo reconoce “la urgente necesidad de abordar las múltiples consecuencias económicas, medioambientales y sociales de la producción y el consumo de alimentos”. Así, considera necesaria la transición a unos sistemas alimentarios más sostenibles que abarquen todas las fases desde la producción al consumo: los productores deben cultivar más alimentos y, al mismo tiempo, reducir el impacto ambiental, a la vez que se ha de animar a los consumidores a cambiar a una alimentación sana y nutritiva con una menor huella de carbono. El CESE hace una llamada a la UE para que intensifique los esfuerzos para conseguir los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, pues considera que “proporcionan un marco esencial para una acción conjunta a fin de alimentar al mundo de forma sostenible de aquí a 2030”.
Aunque en dicho dictamen el CESE reconoce que “ningún sistema de producción de alimentos nutrirá de manera segura al planeta”, aboga por “una combinación de diferentes prácticas convencionales, innovadoras y agroecológicas” que sí “podría ayudar a considerar mejor las implicaciones medioambientales y climáticas de los actuales sistemas de producción de alimentos”. Así, el organismo pone como ejemplo que “una mezcla de la agricultura de precisión, con un mayor desarrollo de las TIC y los sistemas satelitales, y de la agroecología podría servir de complemento a la agricultura convencional, ofreciendo una serie de principios y prácticas destinadas a mejorar la sostenibilidad de los sistemas de explotación agraria, como un mejor uso de la biomasa, así como su almacenamiento y movilización mejorados, la garantía de unas condiciones favorables del suelo, el fomento de la diversificación de los cultivos y la reducción al mínimo del uso de pesticidas”.
El CESE reconoce también que la reforma de la PAC ha introducido una combinación de medidas (ecologización, regímenes agroambientales y climáticos, etc.) “que pueden considerarse un paso en la dirección correcta”.