Según el último informe de consumo de productos de alimentación en Cataluña, los huevos frescos de gallina se consumen en casi el 98% de los hogares y todos los días compramos de media 2,5 millones de huevos frescos de gallina para consumirlos en casa. Para dar respuesta a esta demanda, los productores mantienen una producción constante de huevos, lo que implica clasificar, envasar y etiquetar también de forma ininterrumpida.
El huevo es un alimento único y también lo es la forma en que se prepara para su venta al consumo. Van en un envase especial, la huevera, y la información que figura en el envase es también única. Además, tiene su propio día internacional, el Día Mundial del Huevo. Con motivo de su conmemoración el segundo viernes de octubre, te invitamos a acompañarnos en este viaje que hace el huevo desde la granja hasta la tienda para entender mejor cómo se clasifican los huevos frescos y ayudarte a interpretar la etiqueta del envase.
Cuando los huevos llegan al centro de clasificación, primero se eligen de acuerdo con su calidad. De ahí saldrán los huevos de categoría A y los huevos de categoría B. Solo los de categoría A son aptos para el consumo en fresco y deben reunir una serie de condiciones, como que la cáscara esté entera, limpia y sin fisuras y que la cutícula esté intacta. También se evalúa la calidad interna: la altura de la cámara de aire no debe superar los 6 milímetros, la clara debe ser transparente, sin manchas ni elementos extraños, y en cuanto a la yema, debe tener un contorno y posición correctos y no tener elementos opacos. Por último, se verifica que el huevo no emita ningún olor extraño.
Los huevos de categoría A pasan a marcarse con el código del productor, si esta operación no se ha realizado en la granja con anterioridad. Como seguramente ya sabrás, este código está formado por las siglas del país, el número del sistema de cría, el código postal de la población donde se encuentra la granja y el código del productor.
A continuación los huevos pasan a clasificarse por peso. Aquí pueden clasificarse en cuatro categorías distintas: XL, supergrandes, de 73 g o más; huevos L, grandes, de entre 63 y 73 g; huevos M, medianos, de entre 53 y 63 g; y huevos S, pequeños, de menos de 53 g.
La última fase del proceso en el centro de clasificación es el envasado de los huevos y el etiquetado. Habitualmente los huevos se separan según el tamaño, pero hay productores que incluyen huevos de distintos tamaños en sus envases. En este caso, estará indicado en el envase, donde deberá constar el menor peso como referencia de peso mínimo.