España ha sido y sigue siendo un país tradicionalmente deficitario e importador de leche y productos lácteos. Durante el anterior sistema de producción contingentada de cuotas era un comentario habitual que producíamos solo dos terceras partes de nuestra demanda interna de consumo y que necesitábamos importar, sobre todo de otros países productores de la Unión Europea (leche de Portugal y Francia y lácteos transformados de Francia, Alemania y Holanda, principalmente) la tercera parte restante o incluso en algunos años algo más.
Esa ecuación, sin embargo, no es tan real, ni tan simple como parece, porque siempre se ha ignorado lo que el sector era capaz de exportar. No mucho, es cierto, y limitado a algunos productos específicos y derivados lácteos, como los quesos. Pero con el fin de las cuotas en la UE, la parte del comercio exterior ha recobrado una importancia vital si se quiere mejorar el equilibrio y las cuentas del sector, ya que esto aún no ha sido aprovechado en toda su potencialidad.
La desaparición del sistema de cuotas lácteas en la Unión Europea ha traído consigo un enorme desbarajuste del mercado, puesto que el aumento de la oferta no ha venido acompañado por un incremento previsto y correlativo de la demanda mundial, como muchos esperaban (entre ellos, la propia Comisión Europea o el Magrama), sino más bien al contrario.
El cierre del mercado ruso, las menores importaciones del gigante chino, el incremento de la producción de los grandes países productores, incluso también la soterrada “guerra” de divisas y la abrupta caída del precio del petróleo, nos han llevado a una muy compleja situación coyuntural. Algunos Estados miembros y la propia CE barajan adoptar medidas que apoyen “no producir”, a pesar de la enorme dificultad de aplicar esa medida e incrementar los volúmenes de lácteos de intervención y para almacenamiento privado
Seguir siendo un país enormemente deficitario en leche y lácteos no debería estar reñido con intentar ser también, y cada vez más, un país exportador de determinados productos, en los que por calidad y volumen somos y podemos ser competitivos en el mercado mundial.
Existe potencial para absorber con producción propia, por un lado, parte de la leche líquida que llega de fuera y que el mercado interior demanda en momentos puntuales, pero siempre que se logre ser competitivos en costes de producción y en los PVP en los lineales. Y, por otro, es posible apostar por incrementar la exportación de determinados quesos (de leche de oveja y de cabra, así como de mezcla) y de algunos productos industriales (lactosueros, proteína láctea…).
En los últimos años se han venido importando entre 3,4 y 3,7 millones de toneladas de leche y productos lácteos (en queso, sobre 2 millones de toneladas en equivalente de leche), prácticamente en su totalidad de otros países de la UE, mientras que se han exportado entre 2 y 2,2 millones de toneladas (en queso, cerca de 650.000 tm equivalentes en leche), con un saldo claramente negativo de la balanza comercial exterior de algo más de 1,5 millones de toneladas.
Esto es una realidad, como también lo es que el sector productor de la materia prima no se ha beneficiado, o apenas lo ha hecho, del valor añadido de estas ventas al exterior, al igual que ha ocurrido en otros sectores productivos. Mejoran las exportaciones, pero no los ingresos y la renta de los sectores productores de las materias primas.
Exportaciones lácteas
Durante el pasado año, España exportó leche y productos lácteos por un poco más de 2 millones de toneladas, un 3,1% menos que en 2014, mientras que las importaciones bajaron hasta 3,6 millones de toneladas, con un descenso del 2,1%. El saldo deficitario fue de 1,55 millones de toneladas y se redujo un 1,2% y en 19.000 toneladas, según datos provisionales del Ministerio de Agricultura, en base al avance estadístico de la Agencia Tributaria e Impuestos Especiales.
El descenso de los precios unitarios de la leche y de los productos lácteos supuso que el valor del comercio exterior registrara descensos más cuantiosos. La exportación bajó su facturación un 4,6%, hasta casi 837 millones de euros, y la importación se contrajo un 16%, hasta cerca de 1.500 millones de euros, con un recorte importante de casi 280 millones de euros. Es decir, lo que entró lo hizo a precios mucho más bajos que otros años, contribuyendo a maquillar el déficit comercial exterior.
Lo único que creció fue la exportación de leche y derivados lácteos hacia países terceros, un 34,1% y 73.000 toneladas más en 2015 que un año antes, hasta sumar 287.000 toneladas. Esta evolución da a entender dónde pueden estar nuestras posibilidades de incremento de ventas en el exterior en los próximos años, sin que ello signifique olvidarse del mercado comunitario para determinados productos lácteos de calidad. De hecho, otros países de la UE compraron al nuestro cerca de 1,8 millones de toneladas de leche y lácteos, con una caída del 7% y de 133.000 toneladas sobre 2014.
Datos más recientes, aunque todavía también provisionales, mantienen la tendencia señalada, pero mejoran las cifras en valor de nuestro comercio exterior lácteo, con unas exportaciones de 919,12 millones de euros, un 1,3% menos que en 2014, y unas importaciones de 1.562 millones de euros, un 10,6% menos. La mayor caída en valor de las importaciones de leche y lácteos en relación a las exportaciones hace que la balanza exterior mejore, dejando el déficit comercial en valor en 643,26 millones de euros, un 21,2% inferior al de un año antes.
Las ventas realizadas a otros países de la UE bajaron en valor un 6,6%, hasta casi 710,5 millones de euros, pero lo que compramos a otros países comunitarios se redujeron mucho más, un 10,5%, hasta 1.556 millones de euros, con lo que la balanza exterior, ampliamente deficitaria, se recortó un 13,6% sobre 2014, hasta casi los 846 millones de euros, dejando la tasa de cobertura en el 58,83%, con una mejoría superior a los 5 puntos porcentuales. Por cada 100 € de valor de leche y productos lácteos importados, nuestras ventas fueron de 58,8 euros al mercado comunitario.
Lo que sí continuó mejorando fue el comercio exterior de leche y lácteos hacia países terceros. Entre enero y diciembre de 2015 se exportaron productos por valor de 208,64 millones de euros, un 22,2% más que en ese periodo del pasado año, mientras que las importaciones bajaron un 25,7%, hasta solo 5,9 millones de euros, con lo que la balanza exterior mejoró un 24,5%, con un superávit comercial de 202,7 millones de euros y una tasa de cobertura ampliamente positiva de 3.529%.
Comercio intracomunitario
El comercio exterior de los principales productos lácteos de España con la UE fue dispar. Las importaciones en España aumentaron de nuevo en 2015, en algunos casos de forma muy importante, mientras que las ventas hacia otros países comunitarios aumentaron de forma más moderada o disminuyeron.
Hay que puntualizar que el Observatorio del Mercado Lácteo de la UE no incluye el comercio intracomunitario de leche líquida, ni a granel, ni en envases, sino solo los productos lácteos sólidos.
En cuanto a las exportaciones de mantequilla, España exportó 13.267 tm a otros países de la UE, un 11% más que en el año anterior, siendo los principales destinos Francia, con 4.582 tm; Holanda, con 3.448 tm; Italia, con 2.645 tm, y Portugal, con 2.040 tm.
En quesos, la ventas hacia países UE siguiente aumentando, aunque solo en un moderado 7%, hasta las 62.596 tm, siendo los principales destinos Italia (19.577 tm); Portugal (17.600 tm); Francia (13.541 tm); Alemania (4.230 tm); Reino Unido (2.313 tm) y Holanda (1.730 tm).
Tanto en leche desnatada en polvo, como en leche entera en polvo, hubo descensos de nuestras exportaciones hacia otros países UE del 16% (3.247 tm), y del 44% (4.544 tm). Los principales destinos de la LDP fueron Portugal (1.650 tm); Italia (399 tm); Holanda (325 tm) y Francia (322 tm). En leche entera en polvo, los principales envíos se realizaron a Francia (3.810 tm); Portugal (540 tm), e Italia (103 tm).
España exportó, además, 35.037 tm de suero lácteo en polvo, un 8% más que un año antes, aunque el Observatorio de la UE no hace su desglose por destinos.
En cuanto a las importaciones de productos lácteos hacia España, las de mantequilla crecieron un 10%, hasta 18.183 tm, sobre todo procedentes de Portugal (5.459 tm); Francia (3.584 tm); Alemania (3.418 tm); Bélgica (2.444 tm), y Holanda (1.438 tm).
Nuestro país continuó siendo un gran importador de quesos de otros países comunitarios. En 2015, las compras de este producto aumentaron un 4%, hasta situarse en 257.264 tm, es decir, importamos 4,1 veces más a nuestros socios de lo que ellos nos compran. Los principales orígenes de esos quesos fueron Alemania (68.861 tm); Francia (66.210 tm); Holanda (48.846 tm); Italia (20.969 tm); Dinamarca (19.675 tm); Bélgica (11.597 tm); Reino Unido 75.224 t); Polonia (4.506 tm); Irlanda (4.471 tm); Portugal (2.200 tm) y hasta Luxemburgo (1.207 tm).
Las importaciones de leche desnatada en polvo de la UE se incrementaron un 25% durante el pasado año, con 54.184 tm, de las que Francia aportó 19.341 tm; Alemania (14.066 tm); Bélgica (4.764 t); Dinamarca (3.995 tm); Holanda (3.968 tm); Portugal (3.764 tm) y hasta Suecia (1.709 tm).
En leche desnatada en polvo, las importaciones hacia el mercado español crecieron un 11% durante el pasado año, con 14.814 tm, siendo los principales orígenes Francia (3.984 tm); Holanda (3.094 tm); Suecis (1.953 tm); Portugal (1.892 tm), y Alemania (1.531 t).
Nuestro país importó también 29.749 tm de suero lácteo, un 1% más que en 2014, aunque el Observatorio del Mercado Lácteo de la UE no hace su desglose de este comercio por Estados miembros.