Euroganadería

Uso responsable de antimicrobianos en cebaderos de corderos

JMB

La Comisión Europea ha elaborado unas 'Directrices para una utilización prudente de los antimicrobianos en medicina veterinaria' (2015/C 299/04). Las más de 25.000 muertes al año y los más de 1.500 millones de euros de gastos sanitarios y pérdidas de productividad ocasionados por las resistencias a los antimicrobianos en la UE han despertado todas las alarmas frente a lo que parece que puede ser la mayor causa de mortalidad en humanos en un futuro próximo. De este modo, las autoridades europeas pretenden controlar y regularizar el empleo de estas sustancias en la producción de alimentos. No en vano, España es uno de los países de la UE que más antimicrobianos consume (317,1 mg por 1.000 tm de animal vivo para producción de carne, según Informe ESVAC 2013).

Dichas directrices, en lo que respecta a las prácticas de control de enfermedades en rumiantes en relación con el uso de antimicrobianos, promulgan lo siguiente: evitar la utilización profiláctica de antimicrobianos y, en su lugar, aplicar prácticas correctas de manejo e higiene; y desarrollar estrategias preventivas como vacunación y adecuada alimentación.

Ante la necesidad de poner en marcha estrategias para adecuar la producción de carne de cordero a este nuevo escenario, es necesaria una revisión de las prácticas habituales de control de enfermedades en ovino, que se resumen en el esquema 1.

En definitiva, nuestro enfoque se basa en las siguientes líneas maestras:

• Revisión en profundidad de los programas de medicina preventiva de los cebaderos: utilización de vacunas y control ambiental.

• Comprobación de la idoneidad y correcta praxis en la aplicación de tratamientos antimicrobianos. Ensayos de farmacocinética.

• Integración en nuestro modo de trabajo de una monitorización de la sensibilidad de los principales agentes causantes de patología en este tipo de granjas. Ensayos de farmacodinamia y establecimiento de protocolos de toma de muestras.

• Mejorar en la medida de lo posible las buenas prácticas de higiene y manejo. Para ello es necesario cuantificar, establecer rangos de referencia y mejora y auditar y evaluar.

Profilaxis y monitorización

El principal problema patológico de los cebaderos de corderos es el Síndrome Respiratorio Ovino, SRO (Brogden y col. 1998, Lacasta y col. 2008, González 2015, Ewers y col. 2004), como la principal causa de mortalidad en corderos de cebo. De este modo, el uso de vacunas contra Mannheimia haemolytica es una estrategia profiláctica que debe ser explorada en gran medida en el futuro.

Asimismo se están llevando a cabo estudios de sensibilidad de diferentes antimicrobianos a las cepas de patógenos más frecuentes, cuantificando la concentración mínima inhibitoria (MIC) de cada uno de estos fármacos más utilizados. Estos estudios, inéditos en el cebo de corderos, junto con los ensayos de farmacocinética, nos permitirán una utilización más eficaz de los antimicrobianos en los casos en los que se requiera tratamiento. La monitorización de la sensibilidad de dichas cepas mediante un protocolo de toma de muestras adaptado a la problemática de cada cebadero es otra de las prácticas que habrá que incorporar a la cultura de la producción ovina.

Auditorías de buenas prácticas

Como ya hemos apuntado, es necesaria la cuantificación de los diferentes aspectos que configuran las buenas prácticas para poder establecer objetivos de mejora. Los 5 pilares en los que se asientan dichas buenas prácticas son la alimentación, la sanidad, las instalaciones, el bienestar animal y la gestión de la explotación con especial atención a la formación de los empleados.

Para poder evaluar dichos aspectos, hemos desarrollado un sistema de que se detallan en el esquema 2. Cada uno de los indicadores tiene diferente importancia, que se le otorga gracias a una ponderación de forma que la suma de las ponderaciones de los 25 indicadores deberá sumar 100.

La auditoría consiste en la puntuación de 0 a 4 de cada uno de los indicadores, conforme a criterios establecidos previamente para cada uno de ellos. Las referencias de puntuación de cada indicador se encuentran recogidas en un manual de buenas prácticas para cebaderos de corderos.

La evaluación de la aptitud de un cebadero para poder prescindir lo máximo posible de los tratamientos con antimicrobianos, se realiza en virtud  a los resultados de la auditoría, comparando los resultados obtenidos por cada indicador y por cada pilar, con los mínimos exigibles establecidos y con los valores medios obtenidos en el conjunto de las auditorías practicadas en granjas similares.

Un ejemplo de auditoría lo vemos en el esquema 3.  La evaluación general se cuantifica en este caso con una puntuación final de 330 sobre un máximo de 400.  En los gráficos 1 y 2 podemos ver la comparativa de cada pilar y de cada indicador (respectivamente) con los valores máximos establecidos y los valores medios obtenidos a partir de todas las auditorías practicadas.

Sobre 18 auditorías realizadas en diferentes cebaderos en varias regiones de ámbito ibérico (tabla 1) con diversa climatología, se han detectado aquellos indicadores con una menor puntuación, es decir, los más susceptibles a la mejora.

Tabla 1

Así, en el capítulo de alimentación el indicador peor evaluado fue el de los depósitos y conducción de agua. En el aspecto sanitario la falta  de gestión y control sanitario de las explotaciones de origen. Dentro de las instalaciones destaca la variabilidad en puntuación del aislamiento de la cubierta. Respecto al bienestar la densidad animal en determinadas épocas del año es uno de los indicadores más críticos. Y otro aspecto que es necesario mejorar es todo aquello relacionado con la bioseguridad.

Asimismo el ganadero necesitará apoyo a la hora de gestionar y procesar la información generada en esta nueva forma de trabajo.

Resumen y conclusiones

La producción de carne de cordero se enfrenta a un nuevo escenario que requiere unas prácticas más responsables y restrictivas del uso de antimicrobianos.

Las medidas de prevención, control ambiental, profilaxis vacunal y monitorización de sensibilidad de cepas patógenas son aspectos que se deberán incorporar a la cultura productiva.

Las auditorías de las explotaciones para evaluar la aplicación e idoneidad de las buenas prácticas, serán herramientas muy útiles para la mejora continua.

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