El Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente ha dado a luz la Estrategia para la Producción Ecológica 2018-2020 con la intención de potenciar este sector estratégico y su adaptación a las circunstancias y tendencias del mercado, coincidiendo con el nuevo marco reglamentario europeo aprobado el año pasado. Hablamos sobre ello con el subdirector general de Calidad Diferenciada y Agricultura Ecológica del Mapama, Francisco Javier Maté.
Pregunta.- ¿Ha sido fácil el proceso de diseño de la Estrategia para la Producción Ecológica? ¿Ayudó que se tratara de un texto muy esperado por el sector?
Respuesta.- Los datos y análisis que se desprendían de los estudios de caracterización de la producción ecológica española y del perfil del consumidor ecológico en España de los últimos 3 años concluían que se estaba produciendo una tensión en la cadena agroalimentaria ecológica entre oferta y demanda, motivado principalmente por el fuerte incremento de esta última, con cifras de dos dígitos porcentuales. Esta ha sido la causa principal de acometer una nueva Estrategia 2018-2010. Para diseñarla ha habido que afrontar diversas etapas, que han implicado entrar en contacto con todos los actores de esta cadena de valor.
Sin entrar a describir todas ellas, las fases más importantes, una vez realizado el diagnóstico, han sido la determinación de necesidades y la evaluación de cuáles podían ser abordadas desde el ámbito competencial, no solo del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama), sino de la propia Administración General del Estado, sobre todo cuando la mayor parte de las competencias que afectan al sector están transferidas a las CC. AA.
Por otra parte, se llevó a cabo una labor de consulta, con prácticamente todas las unidades y centros directivos del Mapama, dirigida a conocer la multiplicidad de trabajos y herramientas distribuidas por su extenso organigrama, que pudieran incidir directa o indirectamente en un actuación positiva para la producción ecológica. Posteriormente se amplió dicha consulta a otras entidades externas, tanto públicas como privadas, cuya actividad podía sumar al objetivo final de apoyar la producción ecológica. Con toda esta información se diseñó un borrador que fue presentado en el Foro Sectorial de la Producción Ecológica, tanto al sector específico ecológico (producción primaria e industria) como a asociaciones de la distribución, de consumidores, empresas, organizaciones profesionales agrarias y otras partes interesadas, en el marco de una Jornada de Reflexión y Debate en el mes de junio de 2017, en la que se realizaron cuatro mesas de trabajo donde se estudiaron nuevas aportaciones y modificaciones del texto, que tras otra fase de estudio y evaluación ha dado lugar a la estrategia.
Por lo tanto, la respuesta concreta a su pregunta es que no ha sido un proceso sencillo, dado el ámbito multidisciplinar que engloba la producción ecológica, pero el hecho de conocer el gran interés sectorial por la Estrategia ha sido un estímulo de cara a abordar todo el proceso descrito mediante el diálogo y la participación.
P.- Uno de los objetivos es “contribuir a una mejor vertebración sectorial de la producción ecológica”. ¿Nos podría hacer una radiografía de su situación actual?
R.- Como he dicho antes, la producción ecológica es un sector multidisciplinar que abarca a buena parte de los subsectores que existentes en la producción agroalimentaria convencional. La gran diversidad de producciones agrícolas y ganaderas, el amplio catálogo de alimentos y bebidas que desarrollan, y que en sí es una riqueza, supone al mismo tiempo un gran desafío que complica su estructuración y es una de las razones, aunque no la única, de que no exista una asociación sectorial fuerte que pueda reconocerse como el interlocutor más importante entre el sector y la Administración. Y esto es un problema para ambas partes.
Existen asociaciones específicas que realizan actualmente, o han realizado en un momento determinado, un importantísimo papel en el sector ecológico, como por ejemplo, y sin tratar de hacer una lista exhaustivo, la SEAE, Intereco, Fepeco o Ecovalia, y la recién creada SOW (Spanish Organic Wines), pero el sector necesita una estructura más sólida, aunque no sea única, que facilite e impulse la labor de interlocución con el Mapama. Por ello es uno de los objetivos que trata de abordar la Estrategia para la producción ecológica 2018-2020.
P.- Quizá el mayor “freno” a la hora de adquirir alimentos orgánicos sea su precio de cara al consumidor. ¿Cómo aborda la Estrategia esta cuestión?
R.- Como en cualquier sector de consumo, el precio es un valor muy relevante en la decisión de compra, pero no consideramos que en el caso de los productos ecológicos sea necesariamente el mayor freno al aumento del consumo. Dicho diferencial sí puede venir determinado por otros cuellos de botella existentes en el sector, y por ende, la evolución positiva de los mismos, sin duda, acabarán ejerciendo una modulación positiva sobre el factor precio.
Por poner un ejemplo, el diferente modelo de acceso del alimento ecológico al sistema de la distribución alimentaria, y a las estructuras de comercialización, en comparación con el alimento convencional, dificulta que el producto ecológico se encuentre a disposición del consumidor en todos los lineales, lo que a su vez es un freno para el aumento del consumo, y dificulta la creación de economías de escala que reduzcan los costes por unidad de producción. Por tanto, el aumento de la eficiencia en dichos accesos acabará teniendo una influencia en los precios, conforme la presencia del producto ecológico se haga más patente en todos los canales de comercialización, como ha sucedido en otros países de nuestro entorno. Ello no implica que se vaya a producir nunca un equilibrio de precios con el alimento convencional, porque el modelo de producción de alimentos ecológicos es muy exigente, acorde con los cicles naturales de la agricultura y eso tiene un diferencial de coste, que el consumidor deberá asumir, si esa es su voluntad de compra.
Quiero destacar el Informe Kantar 2017 sobre el consumo en España, donde se señala que ha sido un año destacado para la alimentación ecológica creciendo el consumo de productos envasados bio/eco un 14% siendo consumidos por 4 de cada 10 hogares.
P.- La relación entre la producción ecológica y el respeto por el medio ambiente parece lógica, pero ¿puede conseguirse una mayor integración? ¿De qué forma?
R.- La relación entre la producción ecológica y el respeto por el medio ambiente es lógica y van intrínsecamente unidas. Pero consideramos que es necesario conocer de manera más concreta esa interrelación. Por ello, la Estrategia para la producción ecológica 2018-2020 introduce como novedad un objetivo específico dedicado al estudio pormenorizado del papel de la producción ecológica en las políticas de medio ambiente. Se trata de caracterizar las posibles confluencias positivas o sinergias de la primera sobre la segunda, para contribuir posteriormente a su estímulo. Es decir, este objetivo trata de servir de punto de encuentro entre distintos actores, tanto públicos como privados, para conocer esa interrelación y para poner en común aquellas actuaciones para favorecer esa contribución positiva de la producción ecológica. Para ello se proponen 15 actuaciones concretas que van desde la difusión de herramientas que midan la sostenibilidad de las industrial ecológicas, fomentar trabajos de investigación sobre la influencia de determinados subsectores ecológicos en el medio ambiente, difundir convocatorias de concesión de ayudas que puedan resultar de interés para el sector ecológico, con incidencia en temas medioambientales o de cambio climático, o realizar estudios sobre la superposición de zonas de producción ecológica dentro de la red Natura 2000.
P.- Desde Ecovalia insisten en que se ha aprobado este plan sin tener un presupuesto definido y piden que no se cuente solo con el dinero del Ministerio. ¿Se financiará también la Estrategia en base a los Presupuestos Generales del Estado?
R.- En realidad, no se ha aprobado un Plan, en cuyo caso debería tener un presupuesto definido y desglosado, sino una Estrategia que es una herramienta mucho más flexible y adaptable para un sector que además de ser muy dinámico se enfrenta a un próximo cambio en su regulación comunitaria que podría generar nuevos retos y oportunidades así como nuevas respuestas a los mismos.
Por otra parte, y como es lógico, todas las actuaciones definidas en la Estrategia a cargo de las distintas unidades de la Administración Pública, y siempre en el respeto del reparto competencial con las comunidades autónomas, se desarrollarán con los medios propios del Departamento o con actuaciones financiadas con cargo al presupuesto que las mismas tienen asignada en los Presupuestos Generales del Estado, que debe ser aprobado en el Parlamento.
P.- Cambiando de tercio, ¿cómo ha sido 2017 para nuestras figuras de calidad diferenciada?
R.- El año 2017, en materia de calidad diferenciada, esto es, denominaciones de origen protegidas (DOP), indicaciones geográficas protegidas (IGP) y especialidades tradicionales garantizadas (ETG), ha seguido marcando una evolución positiva, y muy probablemente superemos en valor económico estimado en origen la cifra récord de 6.626 millones euros de 2016. La Unión Europea en 2017 ha registrado una nueva IGP de carnes frescas, el Capón de Vilalba; ha modificado el nombre de otra, la Carne de Salamanca; se ha registrado una nueva miel, DOP Villuercas-Ibores; y una IGP de vino, Ribeiras de Morrazo.
Actualmente tenemos un total de 347 alimentos y bebidas DOP/IGP/ETG españolas registradas en la UE, y 18 solicitudes en trámite, y ocupamos el tercer lugar por detrás de Italia con 930 y Francia con 745. Todo un indicativo de la riqueza de la biodiversidad existente en España expresada a través de los alimentos y bebidas con indicación geográfica. En este importante sector estamos trabajando elaborando una Estrategia Nacional de la Calidad Diferenciada 2018-2020 con la participación de todos los actores de la cadena alimentaria, que esperamos que vea la luz en el segundo semestre del año, con el objetivo de optimizar el potencial que tiene por el valor añadido, la fijación de población en el medio rural, la oportunidad que ofrece para el turismo y la gastronomía, y el emblema de marca España que representan.