Quizás algún día nos acordemos...

No cabe duda de que las ayudas al sector agroalimentario vuelven a no verse bien, incluso y es lo que más me preocupa, en el entorno rural, donde hay mucha gente que no vive directamente del sector agrario, porque trabaja en alguna industria alimentaria u otra cosa y ve injusto que los agricultores tengan una ayuda que ellos por trabajar en una empresa para un tercero, bajo techo, no tienen.

Sin embargo, yo no tengo duda que es necesario primar la producción de alimentos en la Europa que hoy vivimos, si no queremos encontrarnos algún día con que alguna cosa nos falta. Y no, no soy catastrofista, simplemente lo pongo encima de la mesa, porque tengo ojos y sé lo que está ocurriendo en el medio rural. Como dice un amigo mío, esto no tiene remedio, "se están cargando los pueblos", incluso los grandes, como el mío.

Y lo que tengo claro es que las ayudas de la Política Agrícola Común y muchas otras para abordar todo lo que conlleva el Green Deal, y lo que de ahí emana, son necesarias para que haya alguien que quiera hacer un trabajo que ni el medio urbano, ni siquiera ya el rural, quiere llevar a cabo, pero que es necesario si queremos mantener el nivel de seguridad alimentaria que tenemos. Y eso sin contar las dificultades climáticas y los desafíos que tienen los agricultores y ganaderos, que cada día son mayores.

Sea como sea, ahora entramos en época de elecciones que es cuando nuestros políticos van a los pueblos a pedir el voto, un voto que cada día es menor en el territorio rural y que, por tanto, les importa menos, porque no nos engañemos, hasta ahora las elecciones no las han decidido los que viven en el medio rural.

Perdimos la oportunidad de coger la ola positiva que llevaba en volandas a nuestro sector durante la pandemia y los meses posteriores. No lo hicimos porque pensábamos que eso era para siempre, y porque estamos siempre a otras cosas, a restar en lugar de sumar, y ahora nos dicen que incluso tenemos que bajar el precio de los alimentos que se producen en el campo para frenar la inflación. Eso es desconocimiento de lo que hacemos, pero sobre todo falta de valorar nuestro trabajo, porque o no les llega la importancia de lo que hacemos o por simple desconocimiento, que es peor.

O mucho cambia la cosa y entre todos los que nos dedicamos a esto intentamos poner en valor lo que hacemos, con ayudas o sin ayudas, o seguiremos subsistiendo y defendiéndonos, incluso de “los nuestros”, los vecinos de los pueblos que no ven lícitas las ayudas a los agricultores o ganaderos. Y muchos terminarán diciendo lo que ya están diciendo, “pues que lo hagan ellos”.