Robert Savé. Investigador emérito del IRTA y profesor de la UAB
Los medios de comunicación siguen informando de lluvias y aguaceros en distintas partes de la España mediterránea y meridional, sin embargo, tan sólo cuando se presta atención, se escucha dónde va a llover y entonces se ve, que desgraciadamente se está lejos de resolver la sequía que se sufre, ya que las previsiones de lluvia están de acuerdo con la media histórica, pero la evaporación por encima de ésta, y por tanto el déficit hídrico se incrementa.
También, desde hace meses la Organización Meteorológica Mundial (OMM) avisa de los posibles efectos del Niño, lo que representaría un nuevo e importante repunte del calentamiento global, que aumentaría las probabilidades, muy elevadas, de batir récords de temperatura en el período mayo – septiembre de este año.
www.meteo.cat/wpweb/prediccio/prediccio-mensual
www.aemet.es/es/serviciosclimaticos/prediccion_estacional
www.epe.es/es/medio-ambiente/20230502/aemet-inminente-llegada-nino-confirma-86041664
Es importante informar y formar respecto de la sequía, que es más de disponer de agua real en las regiones metropolitanas, es necesario disponer de agua real en el campo, que se convierte en virtual en las urbes, donde cada manzana tiene asociados 30L d agua, cada bistec 5000L, etcétera, y cada incendio evitado más de 5.000.000L/ha, por citar algunos ejemplos cercanos, cotidianos.
Con la sequía instalada y con unas previsiones de que esta no reduce intensidad, sólo somos conscientes de la situación por imágenes del estado de los embalses, así como por noticias de restricciones y/o cortes en el riego agrícola.
Sin embargo, poco o nada se nos explica de las consecuencias a corto y medio plazo que esta situación puede generar.
Así, que el sector agrícola vea afectada negativamente su producción, afecta al suministro real (menos productividad) y virtual (precios más elevados), a la viabilidad de las explotaciones, ya que existen inversiones y acciones agronómicas, que deben realizarse con producción o no, para asegurar el futuro, a la distribución de la población, ya que sin futuro no existe territorio vivo y funcional, a la no gestión del paisaje, no el bucólico y ramplón de los urbanos, sino al real y funcional de los ecólogos, y así un largo etcétera.
En paralelo, el sector turístico, que da trabajo temporal a muchas personas, así como ganancias económicas a muchas menos, parece estar fuera de la afectación de la sequía, considerando positiva la venida de más de 80 M de visitantes a España, que promoverá una gran movilidad y ubicación de muchas más personas en determinadas áreas geográficas, de las que el déficit hídrico aconseja, siguiendo la lógica.
En estas circunstancias, la política en letras grandes, hace mesas de trabajo, comisiones y grupos de expertos, mociones, y un largo etcétera de sin sentidos, que generan nada importante por ahora, y sobre todo, nada bueno para el futuro.
Hace años los bomberos y forestales, tuvieron el acierto de generar la frase "los fuegos forestales se apagan en invierno", que llevaba mucha carga de conocimiento, y que desgraciadamente ya ha sido superada parcialmente por el cambio climático, que los posibilita en invierno, no así por la necesidad de gestión del bosque, en su contexto paisajístico.
Quizás ha llegado el momento, de plantear que "la sequía se evita gestionando con sobriedad, ciencia y sentido común, la escasa agua de que se dispone", lo cual es justo lo contrario de lo que se está haciendo ahora.