El consumo de productos agrícolas, y en concreto de la carne de las principales especies domésticas, ha aumentado rápidamente durante la última década a nivel global, predominantemente debido a incrementos en la demanda de los países en desarrollo. Según las previsiones de futuro de la OCDE de aquí al año 2024, a pesar de que el aumento del consumo de carne crecerá más rápidamente en los países en desarrollo durante la próxima década, los niveles de consumo absoluto por habitante se mantendrán todavía en menos de la mitad de los niveles de los países desarrollados. Este aumento estará apoyado a corto y medio plazo por los precios moderados de las materias primas y del petróleo. No obstante, se espera que el crecimiento para los próximos años se produzca a un ritmo menor que el acontecido durante la pasada década, debido a la lenta recuperación de la economía mundial y a un crecimiento de la población a una escala ligeramente inferior a la prevista hace unos años.
En lo que a los rumiantes se refiere, se espera que la demanda de carne de vacuno aumente muy ligeramente de aquí al 2024, mientras que el ovino también lo hará pero a un ritmo algo superior. En cuanto a la carne de caprino, no hay ningún dato global sobre las previsiones futuras de su demanda.
Frente a los continuos descensos del consumo de carne de ovino a los que estamos acostumbrados en Europa, otras regiones del mundo aumentan sus cuotas, de tal forma que la producción de este tipo de carne aumentará en los próximos años, y este aumento estará determinado por la fuerte demanda de China y Oriente Medio. De esta manera, China es ya el principal consumidor de carne de cordero del mundo con cerca de 4 millones de toneladas al año, lo que representa cerca del 30% del total del consumo mundial. A nivel global, el comportamiento del consumo ha sido distinto en los últimos años según la región analizada, ya que China, Argelia, Afganistán y Nigeria han experimentado incrementos del consumo de este tipo de carne, mientras que en el otro extremo se encuentran las regiones con tendencia decreciente de la demanda, como son la UE-28, Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos.
Estos cambios en las tendencias de consumo han hecho variar los censos del sector ovino en consecuencia, de tal forma que, según lo esperado, China ha ido aumentando su cabaña ovina hasta los 185 millones de cabezas según datos de FAOSTAT. No obstante, no ha sido este país el que más ha aumentado su censo, sino Arabia Saudí y Argelia, en primer y segundo lugar, con aumentos de cerca de 5 millones de animales para el periodo 2000-2013, según la misma fuente. Por otra parte, como ya es conocido, las regiones donde se han registrado descensos en los censos fueron UE-28, Australia y Nueva Zelanda. En consecuencia, las producciones de carne de cordero han ido de la mano de la evolución de las cabañas, para obtener en el conjunto mundial cerca de 8,6 millones de toneladas producidas en el año 2013, lo que supone un aumento de la producción del 10% respecto al año 2000, según la FAO.
Además de la producción, hay que tener en cuenta el factor del comercio exterior para determinar el consumo real de los distintos países, ya que hay casos como el de la UE-28, donde la producción interna no es suficiente para cubrir el consumo total de la misma. En este sentido, el principal bloque importador a nivel mundial de carne de ovino es la propia UE-28, que acapara el 38% de las importaciones mundiales. En segundo lugar estaría China, que tampoco es capaz de satisfacer la demanda interior y requiere de una importación anual de aproximadamente medio millón de toneladas adicionales, lo que representa en torno al 17% de volumen de carne importado global. En el lado de los exportadores, estarían en primer lugar Australia, muy centrado en el mercado chino y de Oriente Medio; seguido por Reino Unido, que muchas veces reexporta a Francia un volumen importante de sus importaciones procedentes de Oceanía; Holanda, debido al intercambio de movimientos que se producen a través del puerto de Rotterdam; Uruguay, que se encuentra muy centrado en consolidar su mercado en EEUU; Nueva Zelanda, que ha estado redirigiendo sus exportaciones a China, mientras que frenaba las de la UE y mantenía las de EE. UU.; y España en sexto lugar, donde las exportaciones de carne son menos importantes que las de animales vivos, pero que cada año crecen.
En lo que respecta a los ovinos vivos, Australia es el principal exportador, muy centrado en el mercado de Oriente Medio. El resto de principales exportadores son países comunitarios, como España y Rumanía, que comparten como destino principal Libia, mientras que Hungría además abastece a Grecia y Jordania, la cual a su vez reexporta a distintos emiratos y reinos árabes. Cabe destacar también el papel de Hungría, que ha centrado su mercado de animales vivos en Italia.
Para entender la dinámica del funcionamiento en el mercado mundial y nacional, tanto del sector ovino de carne como el de otras materias primas, es necesario tener en cuenta una serie de países que son actores clave. En primer lugar, es necesario mencionar a Brasil, que aunque no es un gran productor de ganado ovino, si es el principal país suministrador de materias primas de escala global, empleadas para piensos de alimentación animal. Brasil, tras las reformas agrarias llevadas a cabo en los últimos años, con mejoras tecnológicas y altos niveles de productividad, ha desarrollado su potencial productivo y ha adquirido una gran capacidad que le permitirá ser el gran abastecedor de los recursos que van a necesitar otros países en desarrollo, como son principalmente las grandes economías asiáticas. Además, está regulando su actividad, para compatibilizar este crecimiento con las iniciativas de desarrollo sostenible.
Uruguay es también un país a destacar dentro del entorno latinoamericano, por su apuesta decidida por el sector ovino de calidad, mediante programas de sanidad, trazabilidad y calidad de la producción. Tras largas negociaciones con EE. UU., han conseguido la apertura del mercado de éste a la exportación, en primer lugar de cortes con hueso. Están trabajando en crear un nicho de mercado para una producción de calidad asociada a carne libre de residuos antibióticos y de factores de crecimiento.
Dentro de la UE, uno de los países con cuotas elevadas de exportación y que tiene una estrategia clara de futuro para este sector es Irlanda. Este país ha identificado la agricultura como un punto fuerte, que va a tirar del carro de la recuperación económica del país, y esto se va a producir sobre todo, a través del aumento del valor de la producción y las exportaciones. La estrategia se basa en buscar una marca paraguas “Irlanda”, con la que englobar sus productos vinculados con su imagen de país verde y de correcto aprovechamiento de recursos naturales, con una elección de producción sostenible por parte del consumidor.
Como país determinante en la escena global está China, que ha venido creciendo a un ritmo muy fuerte durante los últimos años, y que a pesar de que ahora se esté frenando su economía, seguirá creciendo aunque a menor ritmo en la próxima década. Por estos motivos, su demanda interna no puede ser abastecida todavía con su propia producción, pues al igual que ocurre en otras zonas del mundo, la producción del ovino se encuentra recluida en las zonas con tierras más desfavorecidas en la regiones colindantes con Mongolia, donde hay una mano de obra no profesionalizada, a la que recientemente se están empezando a implementar políticas de mejora de la productividad, sanidad e infraestructuras. China, debido a sus cambios socioeconómicos internos seguirá siendo un motor de demanda en el futuro, y puede suponer una oportunidad como mercado exterior para los operadores que estén en disposición de establecer un canal de exportación con Asia.
En último lugar, hay que citar también a Australia, para el cual la exportación de ganado tanto vacuno como ovino, son sectores vitales de su economía. Por estos motivos, se han especializado creando un organismo específico para la gestión de la producción y las exportaciones, con oficinas en las regiones de destino distribuidas por todo el globo. Desde ellas, se hace un trabajo de conocimiento de los hábitos de consumo y se desarrollan programas de promoción adaptados a los gustos y hábitos de la población diana. Su estrategia de promoción va destinada a ofrecer los cortes demandados por el de mercado de referencia en cada destino y en formatos atractivos a las necesidades, así como a vender una imagen de calidad y confianza en el producto, apoyado en un sistema integral de producción.
Además de todos estos factores y actores clave que determinarán el desarrollo en el futuro de la producción y comercio global de la carne de ovino, hay que tener en cuenta otros factores adicionales que van entrando en la escena productiva, como son el cambio climático y sus consecuencias sobre las producciones. Esto determinará futuras exigencias de desarrollar modelos productivos sostenibles, que serán cada vez más demandados por un mayor número de consumidores más informados y sensibilizados con la huella de carbono de la producción de carne y su impacto sobre el medio ambiente.